Esta soy yo.


"Un montón de letras que formaron un diario cuando aquellos libritos alguna vez se usaron. Una carpeta repleta archivos guardados en un rincón de computador esperando un lugar expuesto al mundo. Un espacio donde dejar al aire las palabras atrapadas en una mente en constante ebullición. Muchos temas un solo espiritu, el mio."

miércoles, 25 de mayo de 2016

Los segundos veintidós: El tiempo pasa...

A una hora de cumplir los 44 años o los segundos veintidós, como me dijo en tono de consuelo mi compañera de trabajo, que podría ser mi hija si me hubiera embarazado de 17 años, el insomnio me atrapa en esta noche calurosa, de una ciudad cada vez mas estéril en vegetación, angustiada por el paso del medidor de luz que contabiliza, implacable e insensible, el aire que hace soportable esta noche húmeda; el medidor del tirano que exige austeridad en épocas donde la urbe parece mas "una puerta de horno" que "La Puerta de Oro". Nos merecemos el calor que aguantamos, pienso, por no sembrar árboles o peor aún, por dejar morir los que se sembraron hace más de 30 años.


22 años después de mis primeros 22 tengo lentes, de esos que aclaran la vista tanto de lejos como de cerca. Muchas veces prefiero no ponérmelos, porque la línea invisible y burlona que separa ver de lejos y ver de cerca es todo un fastidio. Nunca puedo dar con el ángulo para no marearme y termino caminando como si el piso se me viniera, literalmente, encima. La vida en los segundos veintidós, se parece a mis lentes para lejos y cerca. Hay que tener las dos vistas: ver el futuro pero sin perder de vista la intensidad con la que se puede ver lo que tienes en la punta de tu nariz. Si solo tienes para ver de lejos, lo que tengas cerca se desdibuja, mientras te sientes satisfecho por ver más allá, justo donde nadie ve. Sin embargo, ver siempre de lejos, a veces te priva de apreciar justo lo que tienes cerca, la belleza de los detalles por ver el paisaje lejano.

En mis segundos veintidós, quiero comenzar a usar correctamente mis gafas de leer. Mi vanidad me ha impedido disfrutarlas, pero se aprende tanto al depender de un humilde vidrio aumentado: Aprendo sobre mi propia vulnerabilidad, sobre la fragilidad de un cuerpo que no permanece intacto en el tiempo, así lo rellene de cremas y lo torture con dietas. Aprendo sobre el cambio, sobre el amor propio, y sobre la aceptación, la propia, no la ajena. Aprendo sobre la gloria, no aquella que cambia el mundo, sino esa que cambia mi mundo. 

"El tiempo pasa, quieras o no quieras, y como pasa es mejor hacer que quedar esperando". Así me dijo una madre hace mas de 6 meses, cuando buscaba curso para su hijo. El tiempo sigue pasando, para mi fortuna conmigo dentro. Comienza el segundo tiempo. Alisto los zapatos de caminar y los lentes para ver de cerca, para vivir de cerca.

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 26 de mayo 2016, el día que por segundo año consecutivo no hay canción para estrenar, porque el que cumplía como yo y me daba serenata se murió y con él, el detalle de estrenar cada año una melodía. Escribo con la convicción de ser y hacer con consciencia, porque el tiempo, Ay Dios! el tiempo, no se detiene.

Mi serenata de mi para mi: Esta bellisima canción de super héroe de la música Carlos Goñi
"EL TIEMPO PASA."

domingo, 8 de mayo de 2016

Propiedad privada

Recién casada, mi segundo o tercer acto luego de llegar de la luna de miel fue imprimir mis tarjetas de presentación con mi nuevo apellido de casada:

Pamela Cruz de Escobar
Coordinadora de Centro de servicio Black&Decker
Intex Sociedad Limitada

Ya era casada y quería tener el estatus de mi suegra Karime Morad de Escobar y mi madre Leonor de Cruz. Mi esposo estaba orgulloso de ver su apellido al lado de mi nombre. El apellido duró acompañando mi nombre lo que duraron las tarjetas. No me considero feminista recalcitrante, pero muchas mujeres lucharon antes de mi, para eliminar el "De" obligatorio en las cédulas, para que yo me lo volviera a poner.  Con el perdón de mi esposo, llegué a la conclusión de que yo era Pamela Cruz Herran, hija de mis papás y casada con mi esposo, pero no le pertenecía a nadie, solo a mi, aunque a veces me perdiera hasta de mi misma.  Así que una vez terminadas las tarjetas, volví a ser Pamela Cruz Herran, así no más.

Hace unos dias ví un vídeo, a propósito del día de la madre,  donde un presentador le juega una mala pasada a unos niños que, inconformes con sus mamás regañonas y exigentes, quieren una que sea la mamá perfecta. Que los deje comer dulces, que no regañe, que juegue con ellos todo el dia, etc. Cuando el presentador les entrega a su mamá mejorada (y que en realidad es otra mujer),  los niños estallan en llanto. En medio de lágrimas le piden al hombre que les devuelva a su mamá. "SOLO QUIERO LA MIA", suplican. Y el presentador se las devuelve. Más allá de la tortura a la que fueron sometidos los niños y reflexionando sobre el tema, llegué a la conclusión que yo, que no dejé ponerme el "De" dizque para no ser de nadie, terminé marcada de por vida, y por voluntad propia que es mejor. Al tener a mi hijo, me entregué como su propiedad privada. Cuando llamo al colegio o a otros papás mi nombre ya no es Pamela Cruz Herrán, ni siquiera de Escobar. Mi introducción completa es Pamela Cruz, la mamá de Emanuel Escobar. Siempre es igual. Si no lo hago, sencillamente mi llamada carece de sentido.

Mi hijo y yo peleamos porque soy estricta, porque soy la más aburrida, porque no lo dejo salir a todo, porque soy la única que aún no lo deja manejar, porque le decomiso el ipad, el celu o el xbox, cuando incumple con algo. Porque lo mando a la Alianza cada sábado cuando quisiera  seguir durmiendo o porque se acuesta a la hora que es y no a la que quiere. Peleamos por todo, pero a la que despierta de madrugada porque tiene fiebre, indigestión, o una pesadilla es a mi. La que le busca a toda velocidad la corbata olvidada en plena misa o lo recoge a la carrera para el partido es quien escribe. Mi años de Scout sirvieron para estar siempre lista, para servir de lo que sea: De confidente, de pañuelo, de enfermera, de psicóloga. Me entregué voluntariamente a ser su propiedad privada. Fue el acto de sumisión más grande que una mujer comete. Y del que no existe forma de liberación porque la subyugación fue, es y seguirá siendo voluntaria.

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy Dia de Madres 8 de mayo 2016, sobre los actos de sumisión voluntarios cometidos en nombre del amor, entre ellos ser propiedad privada de nuestros hijos.
PD: Feliz Dia a las madres. A todas, incluyendo a la mia, las que en un acto de libertad absoluta decidieron ser madres y luego quedaron sumisas bajo los encantos de sus hijos, para siempre.