Esta soy yo.


"Un montón de letras que formaron un diario cuando aquellos libritos alguna vez se usaron. Una carpeta repleta archivos guardados en un rincón de computador esperando un lugar expuesto al mundo. Un espacio donde dejar al aire las palabras atrapadas en una mente en constante ebullición. Muchos temas un solo espiritu, el mio."

miércoles, 27 de abril de 2016

A proposito de Uber!!!

La forma en que los barranquilleros nos relacionábamos con los taxistas, era patrimonio inmaterial de esta ciudad. Por allá, en los 70's, los carros, no sólo no estaban pintados de amarillo, sino que tenían la capacidad de carga de la maleta de El Hechicero, una serie de los 80's en la que un moderno hechicero sacaba de su maletín una infinidad de cosas que lo ayudaban a salir de sus problemas. Los taxis de mi niñez eran como ese maletín, les cabía hasta la mudanza. Un taxista era respetado porque conocía la ciudad, sabía de fútbol, de carnaval y era un conversador nato. Hasta negociar la carrera ha formado parte de la idiosincrasia barranquillera. La negociación transcurre más o menos así:
 - "En cuanto me llevas?- 5000 señora.-- Hombe eso esta caro, te doy 4500. - Móntese." 
Así ha trabajado el taxímetro en Barranquilla. Cualquier intento de mecanizar y estandarizar la tarifa, simplemente nunca ha funcionado.

Hace poco más de un mes, estrellaron mi carro y tocó volver a llamar a los taxis de estación. De mi casa al trabajo y viceversa y descubrí la nueva realidad de ese medio de transporte. Me trataron de ladrona y de aprovechada. Incluso uno, que escuchó la conservación con la aseguradora, me gritó mientras arrancaba el motor: "Termine de arreglar su carro, vieja HP". Mi experiencia en ese trayecto durante esos 10 días fue sencillamente, caótica. En una de las carreras me enteré que tienen tarifa y también que la carrera mínima vale $4.300 de mi casa a la oficina. También me enteré que hay algunos recargos que pueden hacer que mi carrera llegue a costar $6.000. Se lo comenté al chofer de turno. Me miró por el retrovisor con cara "esta señora es como imbécil" y se sonrió. Cuando le conté las discusiones con sus colegas, el hombre pidió disculpas colectivas y me dijo que él jamás trataba mal a sus clientes. Llegué al destino y le pasé $4.300 pesos, el tipo con la sonrisa en la cara me dijo: "Doña, ese cartelito, no sirve. La carrera vale 7.000 barritas." Ese día Uber llegó a mi vida.

Desde entonces y hasta que me entregaron el carro, me llevaron y trajeron personajes bastante interesantes: Un ingeniero de minas que quedó sin trabajo por la crisis. Un estudiante universitario. Un incógnito de camisa manga larga lentes finos. Un papá primerizo. Un viudo pensionado que se inscribió para ocupar su mente en direcciones y no en su esposa muerta. He asesorado a estudiantes universitarios que quieren aprender inglés en el exterior. En todos los casos, la carrera osciló entre los 6.100 y 6.800 en la noche.Todos tenían en común, un auto cómodo, buenos modales, buen manejo dentro del caos urbano y al final un "Adiós, que le vaya bien". Ni una discusión sobre el precio. Los días no comenzaron sintiéndome robada y las noches terminaron sin una discusión absurda.

En estos días los leí que nuestro flamante, inexperto y siempre sonriente Secretario de In-Movilidad decretó que habría multa para los usuarios sorprendidos usando la aplicación. Desde entonces, varias preguntan me asaltan:

1. Es delito que un conductor me ataque insultándome, robándome o quedándose con mis vueltos porque le parece que la carrera tiene el valor que él le da y no el que pregona el inútil cartel que su Secretaria emite?

2. Es delito que quiera tener seguimiento de la ruta del viaje y del nombre del conductor que me transporta a mi o a mi familia?

3. Es delito ejercer mi libertad de escoger quien me transporta? Entonces seria delito que me hiciera la carrera mi padre, mi hermana o la aplicación UnChance, mediante la cual se busca ser eficiente en el uso de los carros de los estudiantes de Uninorte?

4. Que interés tiene la secretaria de In-movilidad en atacar un servicio eficiente mientras en la calle, frente a las narices de los facilitadores de tránsito, los taxistas fungen de colectivos en vías de alto tráfico como la 72, usando los autos para un fin distinto, sin que la autoridad no haga prácticamente nada?

5. Por qué, en lugar de atacar un servicio bien prestado no se analizan las causas de la fuga de clientes cansados del mal trato y de los abusos de un gremio que se niega a atender decentemente a sus clientes, los agrede e insulta diariamente, cobrando "según marrano"?

Considero necesaria una seria reflexión sobre las resoluciones que se ensañan con los servicios que compiten de lejos en precio calidad y sobre todo justicia.

Soy Pamela Cruz Escribiendo hoy 28 de junio sobre un servicio global torpedeado por la ineficiencia local.

PD: Acabo de leer el análisis económico de El Heraldo sobre lo que cuesta invertir  Uber y en taxis. Faltó informar a donde se van los dineros de los cupos de un taxi que oscilan entre 30 y 45 millones y aclarar cómo se definió que a Barranquilla le cabían 8.000 taxis cuando esta ciudad vive vestida de amarillo en cada una de sus calles.Asi-funciona-el-negocio-de-taxis-y-uber-en-barranquilla