Estaba
en Bogotá en un hotel muy moderno, muy hermoso y también laberintico, lo
confieso. Intentábamos llegar al ascensor, y con tanto pasillo, terminamos
perdidas por algunos minutos hasta que finalmente encontramos los seis
ascensores que nos llevarían a la habitación. Esperándolo también estaba una
mujer mayor, bailando al son de la música que salía de sus audífonos. Sonreía y
se movía alegremente. Hermosa, rubia, elegante, con su gabán verde y una
pañoleta de colores. Llevaba bolsas de
compra y cuando ingresamos al ascensor, como cosa rara, le metí conversación.
Por su acento supe que era mexicana, y le pregunté si estaba de paseo y cómo le
había parecido la ciudad. Me habló de un programa de televisión que claramente
no veo y le pregunté si era actriz. Mi amiga respondió en el acto. La había
reconocido. ¡Es Laura Zapata! una súper actriz de telenovelas mexicana. Yo después
de la Telenovela Alcanzar una Estrella, no tenía idea ni de nombres, ni de
caras, ni de novelas.
Como mi amiga estaba tan emocionada, pregunté si me
permitía tomarles una foto. Aceptó encantada con sus condiciones: Nos
bajaríamos el piso de su habitación, haríamos la foto en una zona con luz solar
y usaría su celular para la foto. Iba con un poco de prisa, “Voy a nadar y
después voy a recibir clases de cocina, para aprender a preparar cremas”, me
dijo.
Con una pericia increíble, escogió el lugar, nos
acomodó, enmarcó la foto, revisó la iluminación y ¡flash! 7 veces. Revisamos
todas las fotos. En una, ella no se veía bien, en otra salíamos con los ojos
cerrados, en la otra no teníamos la posición correcta. Fue un proceso de
selección muy divertido. En fin, cuando todas estuvimos de acuerdo, comenzamos
la segunda parte de la sesión: la edición.
Yo no tenía
maquillaje. Desde la pandemia, ha sido la constante en mi vida no usarlo. Luego
de 9 horas de trabajo, estábamos cansadas, y se notaba. Con la misma emoción
nos dijo: "Ahora mis niñas vamos a embellecernos un poco más, que para eso
se inventaron los filtros". Y comenzó la edición de la foto, usando la
magia del IPhone y sus programas de edición. "¿Les gustó, chicas?" Para
ser una persona con mucha prisa, disfrutamos y gozamos cada minuto de este
breve encuentro. Como una fotógrafa profesional terminó rápidamente la edición
y nos la envió por bluetooth. Mis amigas y yo nos fuimos felices y admiradas de
la sencillez de esta mujer que desapareció detrás de la puerta, mientras yo seguía
intrigada porque aún no tenía ni p… idea quien era.
Llegué a la
habitación y me dediqué a investigarla. En Instagram, unas horas antes y con
ese mismo atuendo, había publicado que había salido a comprar ropa y elementos
para nadar. También leí los comentarios que muchos seguidores le escribieron, en
su mayoría elogiando lo hermosa que se ve en las fotos. Otros en cambio la criticaban
porque con filtros luce más joven inclusive que sus compañeros de foto. Hasta
yo, lo confieso, me quedé pensando en la diferencia entre Instagram y cómo la vi
físicamente. En la noche publiqué la foto como parte de la rutina de esta nueva
realidad, en la que cada persona le muestra al mundo digital un poco de su día,
segura de la anécdota detrás de ella.
Al día siguiente,
conforme pasaban las horas, recibí comentarios en redes. Me sentí como Laura
Zapata, ya la cara tenía nombre para mí. Elogiaban mi piel, “mi lozana
belleza”, mi reducción de edad en 20 años, etc, etc. Algunos comentarios eran
muy halagadores; otros, en cambio, fueron dardos, cargados con altas dosis de
amargura, envidia o de las dos. Yo me reí de todos, sin evitar
pensar en la naturaleza humana.
Vivimos en un
mundo que etiqueta. De tal a tal edad, debemos vernos y vestirnos de X o de Y
manera. La cédula dice la edad, el espejo cada mañana nos la recuerda y adicionalmente,
tenemos que decirle al mundo que somos viejos, arrugados, aburridos o todo al mismo
tiempo.
Vivimos en un
mundo que condena el alma joven, como el de Laura, o como el mío. Porque por
fuera podré tener 50 pero por dentro soy de 20. Y si esa foto refleja los 20 de
mi alma, entonces esa soy yo. Lozana, fresca, feliz, plena. En esa foto
editada, Laura logró plasmar, como soy.
Soy Pamela
Cruz, escribiendo hoy 3 de marzo del 2023 sobre los filtros… esos que a veces
creemos que esconden lo que no queremos que vean, cuando en realidad, resaltan
lo que algunos somos por dentro: Forever Young.