Hoy facebook me levantó con recuerdos desde hace 7 años. noviembre 30 2008 Country Internacional. 20 años de graduados. Una fiesta fantástica. Recordarla me transportó a todo lo vivido para volver a reunir a 97 gatos que nos graduamos juntos en el 88. Fue una tarea imposible pero mi grupo de amigos la asumio y la hicimos realidad. Los preámbulos sacaron lo mejor de nosotros, y lo peor. Cada día anterior a ese evento durante los 12 meses previos fueron una hazaña. Nos puso a prueba esa fiesta. Ese mismo año había muerto una de mis mejores amigas de infancia y adolescencia. Noru. Casi que no me meto en la organizacion. A ella no le hubiera gustado. Hoy estamos, mañana no. Es la vida. Su recuerdo adornó la noche de estrellas del 2008.
5 años despues, a nuestra celebracion del 2013 faltaria nuestro querido Nino, apodado El caballero. La organización se aletargo varios meses. No nos recuperabamos de esa pérdida. Fue tan de repente como un aguacero que no te esperas. No teníamos ni ganas, ni espíritu para celebrar, nosotros que estabamos de luto. Nuevamente nos reunimos, fue un homenaje a los que ya no estaban. Solo con vernos se honra a los ausentes. Solo con abrazarnos y compartir unas horas que corren implacables, presurosas, sin detenerse un instante se homenajea a los que no se encuentran. Porque los reencuentros tienen el poder asombroso, de sanar heridas, de consolar, de alegrar un corazon triste. Los encuentros de amigos, de familia, de colegio, de trabajo, ex compañeros, son bálsamos curativos para las tristezas.
Cuando desde mañana comienzan oficialmente las fiestas decembrinas y nos preparamos para reencontrarnos con aquellos que no hemos visto en meses o en años, recordemos siempre que esas reuniones honran la amistad, la fraternidad, el amor, camaradería y sobre todo son homenajes tácitos para aquellos que no llegaron por esta vez, o que jamás lo harán.
Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 30 de noviembre para todos aquellos que se sienten tristes y acongojados y creen que no soportarán volverse a ver con nadie, o no tienen motivo para hacerlo. Se equivocan. Este, precisamente, es el remedio para la tristeza.