Esta soy yo.


"Un montón de letras que formaron un diario cuando aquellos libritos alguna vez se usaron. Una carpeta repleta archivos guardados en un rincón de computador esperando un lugar expuesto al mundo. Un espacio donde dejar al aire las palabras atrapadas en una mente en constante ebullición. Muchos temas un solo espiritu, el mio."

viernes, 10 de junio de 2016

Cliente VIP en una empresa de tercera

Abril fue un negro mes para mis para mis finanzas. 4 electrodomésticos dañados por fluctuaciones de luz hicieron que mi cariño hacia la empresa de energia fuera inversamente proporcional al aumento de la factura de la misma. Aún no encuentro explicación al aumento del consumo con 4 aparatos fuera de circulación:  lavadora, aire acondicionado, computador, extractor. 4 técnicos revisaron la situación. El del AA, el de la lavadora-extractor, el del computador y el electricista. Los 3 primeros fueron tajantes: daños en las tarjetas de los equipos por sobrevoltaje de corriente. En la era del "dañe y reemplace" u "obsolescencia programada" el panorama de reemplazo fue desolador. De 4 solo 1 tuvo arreglo y su repuesto llegó despues de 1 mes de buscarlo literalmente, en el mundo de la internet.
Con uno reparado, dos dañados y un AA nuevo (inverter para dizque contribuir con el ahorro que jamás veo en mi factura), comenzó un nuevo mes aparentemente normal. Debidamente protegidos contra cambios de voltaje, los inteligentes reguladores instalados en los electro no solo avisan los cambios de voltajes anormales, cortan el paso de la corriente y el aparato se apaga. Hasta que no se normaliza el flujo, no prende. Pues bien, en mi apartamento hace 8 dias completos que el aire inverter se apaga por sobre voltaje durante toda la noche y solo se restaura el paso a las 8 de la manana. "El problema no es que se quemen los aparatos", me dijo una amiga. "El problema es que se incendie la casa por recalentamiento de los equipos y cables que todo el tiempo se someten a sobrecalentamiento". Pánico. Eso se apoderó de mi cuando supe que una de mis vecinas habia sufrido un conato de incendio esta semana. Un abanico recalentado en mitad de la noche. Lo apagaron ellos mismos, de milagro.
La mision imposible que decidí aceptar desde el jueves que mi electricista confirmo que mi apartamento no tiene problemas, ha sido comunicarme con la línea de emergencias 115, que la cuenta de @electricaribe, muy diligentemente  me envió despues de un twitt con copia a Superservicios. Una operadora cachaca contestó despues de 15 minutos de espera. Despues de tomar mi caso y esperar en medio de la noche que alguien llegara, nada pasó. Nuevamente llamé y esta vez dí el numero del edificio, porque el asunto del incendio prendió todas mis alarmas.  "Usted es cliente vip y ya la transfiero al area encargada porque yo estoy en Bogota y su servicio es en Barranquilla". Y me colgaron. Y asi durante 4 llamadas, hasta que el partido, el desespero, la frustración y la rabia me vencieron. Solo por esta vez.
Las empresas de servicio público deben ser algo como el aire que respiramos. Existe, es indispensable, lo necesito pero no debe ser el protagonista de mi vida. No debería saber de ellas salvo circunstancias especiales. Durante muchos años el fantasma de los sobrevoltajes, los apagones, fallas, estuvieron ausentes de mi vida.  Barranquilla, se supone, va camino a ser potencia regional y polo de desarrollo ejemplo de la nación. En la piramide de necesidades basicas, el agua, el aseo, la luz, el gas, en fin los servicios públicos, deberían ser un asunto superado. El que nuestras noches estén cargadas de fallas de luz, sin respuestas detrás de una linea que no responde, dan fe del retroceso que enfrentamos en una ciudad secuestrada por una empresa que paga enormes sumas en propaganda inútil para mejorar una imagen que no tiene cómo mejorar por su pobrísimo servicio.
Mientras duermo en la sala, con un ojo abierto y la nariz afinada, pensando en la compra imperiosa de un extintor y detectores de humo e intento que, como cliente VIP de una empresa de tercera alguien me conteste, recuerdo la amenaza ligera que escupió el entonces candidato a la alcaldía donde pregonaba "su amenaza" sobre una indómita empresa que nos doblega con sus altas tarifas y su pésimo servicio.
Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 12 de junio en medio de la noche esperando que un dia cercano alguien al otro lado de la linea 115 me responda y solucione, para volver a tener noches seguras en mi propia casa.