Durante muchos años de mi vida, siempre escuche hablar del enemigo. Siempre lo relacione con el opositor agresivo o no de alguien. enemigo es una palabra fuerte, violenta, agresiva. Su connotación siempre ha estado atada a mas a lo militar. Cuando alguien me hablaba del enemigo, yo lo asociaba con alguien con quien tenia una deuda muy fuerte, en la que casi que su vida corría peligro. Cuando mis amigas aleluyas, hablaban del enemigo, yo nunca entendía muy bien a quien se referían. Hasta aquella mañana.
Ese día en medio de toda la pandemia y de mi propio drama personal, luego de tener mi propio encuentro personal con la Fe y con el amor de Dios y su misericordia, en esa mañana donde le deje todo a El, mi angustia mis temores y simplemente confié. Me fui a bañar, llena de una increíble paz que no lograre describir jamás. En medio de aquel baño que además de quitarme toda la pesadez que cargaba emocionalmente y físicamente era un símbolo de la descarga espiritual que acababa de tener. De pronto, escuche una voz. Tan real como la que podría escuchar de cualquiera que se me acercara al oído y me susurrara despacio, suave, lento, casi que melodiosa y terriblemente convencida de sus palabras
"El se va a morir! El se va a moriiiiiiiiiiiiirrrrrrrrrrrrrrrr"
Cada vez que recuerdo ese episodio se me crispa la piel. Jamás en mi vida había sentido algo tan físico como esto. Y tampoco una voz tan clara como la que me habló. Y tampoco, en mi vida había gritado sin gritar, con una autoridad que no fue mía:
"Lárgate de mi Casa Satanás. Esta casa esta protegida por Cristo. Largateeeeeeeeeeeeeeeeeeee!"
Mi voz, aún la recuerdo, era un trueno, potente, tajante.
Como pude me terminé de bañar y salí y ungí las puertas y ventanas de mi casa, mientras oraba pidiendo protección y sellándolas con todas las oraciones que me sabía y las que no.
Ese día amigos, comprendí lo que era el enemigo. Entendí que se escabulle en tu vida y te habla al oído. Te llena de miedo, te llena de terror, te llena de un futuro que no es de Dios. Ese día comprendí que el enemigo es invisible y acecha. Que esta 24/7 esperando el menor atisbo de debilidad en nuestra vida para llegar ansioso a destruirnos por dentro: el gozo, el amor, la esperanza, la paz.
Soy Pamela Cruz, hoy 11 de julio 2021 en un fin de semana a solas conmigo, a solas con Dios, describiendo finalmente lo que viví en ese instante de mi vida, compartiéndolo, para todo aquel que haya sentido esa voz tratando de robar su paz, su amor y su confianza en Dios.