Esta soy yo.


"Un montón de letras que formaron un diario cuando aquellos libritos alguna vez se usaron. Una carpeta repleta archivos guardados en un rincón de computador esperando un lugar expuesto al mundo. Un espacio donde dejar al aire las palabras atrapadas en una mente en constante ebullición. Muchos temas un solo espiritu, el mio."

sábado, 19 de septiembre de 2020

No los merezco!

Confieso que en esta casa, la esposa no ha sido dotada del don de la creatividad culinaria. Yo abro la nevera, veo dos huevos, un tomate y aceitunas y no sé qué hacer con eso. Mi esposo y mi hijo, he de decirlo, convierten esos ingredientes en manjares. Gracias a Dios por eso. Porque mi solución para obtener comida es pedir un domicilio o fritar el huevo, partir el tomate y comerme cada cosa por separado. 

Un día, comenzaron a llegar. En medio de la desesperación, no me había dado cuenta que la sobrevivencia alimenticia de mi hogar estaba en juego. Mi congelador era un laberinto de cosas congeladas que no tenían ni rotulo, ni explicación. Mi cabeza era un maremagnun de locura y solo tenía cabeza para pensar en mi marido y encontrar una fe perdida. Pero ellos, esa partida de locos, usando el chat que armaron sólo para esto, organizaron un estricto cronograma de almuerzo que nos salvaron la vida. Desde el día 1, perfectamente empacados, procedentes de sus casas, o de algún restaurante, puntuales, a medio dia, nos esperaba ese paquete enorme de comida, bendecida con el amor de los amigos, que nunca faltó, día a día durante 45 días. Si 45 días. Porque mi marido estuvo 27 dias en la clínica pero ellos - muy sabios, pensaron en unos días más para que en casa no nos preocuparamos por qué comer. Durante esos dias preciosos, recibimos muchos regalos. Oraciones por mi esposo, medicinas de parte de mi hermana, llamadas cada 2 horas de mis dos cuñados que no paraban de explicarme cada cosa que pasaba en el intruncado mundo de la UCI donde reposaba el cuerpo fisico de mi marido. Recibimos tantas bendiciones que sólo puedo agradecer por ellas en medio de nuestra tormenta. Especialmente esta me conmovio hasta el llanto. El amor en cada plato, la generosidad en su máxima expresion, la recursividad para estar, aún viviendo fuera del país, metida en esa lista de distribucion. Esa lista fue mi lista de amor. De ese amor incondicional que dan los amigos. Esos bichos raros que se encuentra uno en la vida. Yo tengo unos que me encontré en el Colegio Americano, en mi Universidad,., en una maestría, me los encontré andando en la vida. Esos que a veces me sacan la piedra. Esos a los que yo tambien les saco la de ellos. Esos que no vemos mucho pero que llenan mi corazón con su cariño. Esos que me aman como soy y que amo como son. Ustedes amigos, me salvaron la vida y la dignidad diaria con un almuerzo decente en mi mesa. Lo reconozco, no me da pena. No hay bendicion mas grande que un amigo, porque son los hermanos que escoges, mientras vives la vida. Y los mios, mis bichos raros, son mi tesoro del pirata. Gemas y Oro para mi alma. Angeles puestos por Dios para salvarme en los momentos más duros de mi vida. Gracias! Gracias! Gracias! Ustedes saben quienes son! 

Soy Pamela Cruz, escribiendo hoy 19 de Septiembre 2020, Dia del Amor y de la Amistad, en honor a esos bichos raros que son míos, sólo mios, que no se encuentran a la vuelta de la esquina. Que me demuestran un amor que no merezco! Los amo.

Encontrar un amigo fiel
es como dar con un tesoro
o como hallar un refugio seguro.
15 
Un amigo fiel no tiene precio:
su valor no se mide con dinero.
16-17 
Un amigo así nos salvará la vida.
Si obedecemos a Dios,
hallaremos ese amigo,
y sabremos reconocerlo
porque él también obedece a Dios.

Eclesiástico 6:14-17

domingo, 6 de septiembre de 2020

Los Inmortales!


Desde que mi esposo volvió desde aquella experiencia, yo me comprometí a orar por quien lo necesitara, así como otros oraron por nosotros en esos días turbulentos que vivimos. Los nombres los escribo en una hoja y la guardo en mi vieja biblia que ahora me acompaña permanentemente. Clasifico los nombres de acuerdo con la intención: sanidad por Covid, enfermos, oportunidades laborales, consuelo, estabilidad matrimonial. Durante la semana paso mi reporte a mis compañeras de oración para ir actualizándolas sobre estado de cada una de las personas de mi lista. Tacho de la lista cuando alguien ya no requiere de nuestra oración, o actualizo su estado, dependiendo del caso. Me entristece sacar a alguien de la lista cuando muere. 

Es tan difícil orar y orar y al final, sentir que perdimos la batalla ante la muerte. Es descorazonador sentir que no pudimos arrancarlos de sus brazos. La sensación de derrota es inmensa. Algunas veces nos cuestionamos el dolor, el esfuerzo y el resultado. A veces, el mismo dolor nos hace dudar, o enfurecer, o perder la fe. "Tanto esfuerzo. Tantas noches y plegarias y Dios no nos escuchó". Durante esas noches y días, la duda me invadía. "Será que Dios existe? Será que Dios nos oye? Será que Dios me hace el milagro? Por que me haría un milagro, si yo no he sido la mejor"? Esas eran mis preguntas día tras día y noche a noche. Reprendía la duda, la espantaba como quien espanta una mosca, o la aplastaba como a una cucaracha. Algunas veces me sentía tan agotada de pedir, que me quedaba dormida. 

La primera vez que pudimos tener una conversación coherente con mi esposo, hacia 6 días que había despertado. Lo primero que me dijo en la vídeo llamada fue "Yo los vi. Los vi orando por mi. Yo los vi". Rompí en llanto. Recuerdo que eran las 10:30 pm y por fin pudimos enviarle un teléfono para que nos llamara. Me describió lo que había sido su encuentro intimo con el Padre, pero lo primero que me dijo fue "La Oración SI funciona". Lo dijo con una vehemencia y con una fuerza tal, que aún ahora escribo y las lágrimas se asoman en mis ojos recordando esa noche. Lloré de alegría, lloré de alivio; pero sobre todo, lloré porque ahora sí, alguien había vuelto para decirme que Dios existía, que era real, que El me había escuchado a mí y a las miles de personas que habían orado por mi esposo. Yo ya no tenia miedo de morir. Ya sabia a donde iría. 

Algunos días después, conversé con una señora cuyo esposo había muerto de COVID en sus brazos. Lloraba desconsoladamente y yo lloraba a la par mientras me acompañaba un sentimiento de culpabilidad terrible. Recuerdo que llamé a mi Pastor y le pregunté porque su esposo no sobrevivió y el mío sí. Me dijo que cada uno tiene su tiempo, el tiempo de mi esposo aún no ha llegado. "Orar - me explicó - no sirve para doblar la voluntad del Padre, sino para unirnos en el entendimiento de los propósitos que El tiene para nosotros. O como lo dijo un teólogo del siglo XVIII luego de superar un atentado contra su vida... Somos inmortales hasta que hayamos cumplido nuestra misión en esta tierra.

Soy Pamela Cruz, escribiendo hoy 6 de septiembre 2020, sobre los que se van. Aquellos que fueron inmortales pero que al terminar su misión fueron llamados a la Casa del Padre. Ellos, que llamo Guerreros de la Luz, cumplieron con su tarea, ellos alumbraron con su presencia un camino. Ellos dejaron antes de partir un legado que debemos descubrir y honrar. Solo así encontraremos sentido y paz en medio del dolor por su ausencia.  

PD: Les dejo una canción preciosa que resume todo lo que he escrito hoy  Al Final