Esta soy yo.


"Un montón de letras que formaron un diario cuando aquellos libritos alguna vez se usaron. Una carpeta repleta archivos guardados en un rincón de computador esperando un lugar expuesto al mundo. Un espacio donde dejar al aire las palabras atrapadas en una mente en constante ebullición. Muchos temas un solo espiritu, el mio."

miércoles, 29 de diciembre de 2021

¡Después...!


Hace una semana partió de la tierra el integrante de uno de mis grupos preferidos: Carlos Marin. Era el toque latino de IlDivo. Una vez vino a Colombia y no pude, o no quise gastarme la ida a Bogotá para verlo cantar. 53 años y toda esta vida por delante. Pero se fue. Debe estar cantándole a Dios. Lo tengo claro. Pero me he sorprendido leyendo sobre su vida personal, cosa que nunca antes me había interesado. Me enteré que estuvo casado con una cantante muy bonita con quien tenía una relación extraña de amor - desamor - amor. En una de las entrevistas dijo que se casaría de nuevo con ella porque era el amor de su vida. Su partida llegó antes y les arrebató todos los planes. Imagino que estaban reconciliados y querían sellar ese amor nuevamente, blindarlo, hacerlo oficial. Imagino que, entre las giras, y los compromisos, aplazaron, y esperaron para un después que no llegó jamás. Por lo menos en este sendero que transitaron juntos, no se dio. 

Estaba escuchando sus tristes palabras cuando me llegó de repente el recuerdo de una mañana del junio que me cambio la vida, cuando - buscando algo en el WhatsApp- me topé con la foto de perfil de mi esposo, que en ese momento estaba intubado, en una UCI de hospital, y que tenía esta sentencia:



Fue un puñal en mi corazón. Casi recuerdo el terrible dolor que sentí en mi pecho. Era como si me lo hubieran partido en dos. Me llegaron a mi mente todos esos Después: "Después llego a la cama", "después te alcanzo", "después salimos", "después te beso", "después hacemos el amor". Y ahí estaba yo, en la cocina de mi casa llorando sin parar pensando en los después que proclamé, insensatamente toda mi vida de casada, como si el tiempo me perteneciera, como si fuera para siempre, como si tuviera el poder de controlarlo, como si yo lo mandara.  

Vivimos los tiempos más difíciles de la historia, los que aún estamos en esta tierra hemos vivido imposibles. Guerras, Guerrillas, secuestros, bombas. Vivimos una época donde hoy estamos, pero mañana no sabemos. Y aun así, seguimos dejando para "Después". Cuando esto termine, cuando pueda, cuando se controle, cuando esto acabe.  

Besemos como si no hubiera mañana, abracemos como si no volviéramos a vernos, hagamos el amor con la intensidad del primer día, comamos con los sentidos puestos en lo que mordemos, amemos como si mañana nos arrancaran el corazón, porque después... después de pronto nunca llegue. El último día del último mes del año más difícil de la historia, no dejes para después el perdón pendiente, el abrazo esquivo, el te amo profundo, el beso apasionado, la visita pendiente. No hay después, solo hay este Eterno Presente 

Soy Pamela Cruz, escribiendo hoy 29 de diciembre del 2021, profundamente agradecida porque, tuve la oportunidad de cambiar mis Después, y tomar el té caliente, volver a mantener el interés, estar antes de que llegue la noche, estar aunque ya haya crecido, intentar estar mientras envejecen, mientras la vida existe.  

domingo, 21 de noviembre de 2021

Encuentro Intimo con Dios


A veces nos pasamos la vida entera buscando el propósito de nuestra existencia. Buscamos y buscamos y no logramos encontrarlo. A veces simplemente seguimos en automático, resignados, viviendo la vida hasta terminarla, sin llenar ese huequito que sentimos que nos falta. Hasta que ese propósito se nos presenta de la forma más insospechada posible. Puntos separados en el tiempo y en el espacio, se van uniendo en el maravilloso actuar del Padre- Madre, hasta que todo se organiza de una manera perfecta.

En medio del amor o del dolor, consciente o inconscientemente todos hemos vivido un encuentro especial con Dios. El Señor obra de formas misteriosas y henos aquí, en un nuevo proyecto que nos tiene muy, muy emocionados. De Su Mano esperamos llegar a muchísimas personas:

No te pierdas nuestro primer programa de "Encuentro Intimo con Dios", un espacio creado para compartir los testimonios y aprendizajes de nuestros invitados cuando tuvieron un Encuentro Intimo con Dios. Esta noche estaremos entrevistando a la Angeóloga Adriana Marciales. Ella nos va a contar como fue su encuentro con el Señor y como terminó haciendo lo que esta haciendo.

Entrevista exclusiva para starlightradios.com. Facebook en Starlightradio

No faltes a la cita que tienes con Dios,
Domingo 21 de noviembre 2021
20 hrs Colombia - 19 hrs México,

Soy Pamela Cruz, escribiendo hoy 21 de noviembre 2021, invitándolos a compartir junto con mi esposo Gilberto los testimonios de vida de todos aquellos que ya han sido conscientes del Encuentro que han tenido con el Padre Celestial. No somos pocos. Somos más de los que podrían imaginar, y TU, que hoy lees esto hoy, eres uno de ellos. 

martes, 16 de noviembre de 2021

El milagro del año 89

Ayer domingo, tuve un día de lectura y TV. Cosa extraña en mí, porque siempre estoy frente al computador haciendo algo. Me encanta escuchar testimonios de la obra de Dios en las personas. Reafirman mi Fé, me hace sentir parte de algo mucho mas grande. Poderoso, gigante. Escuchando un canal de youtube "Andy & Amy, conocí la historia de salvación y sanidad de El Canelo y su papá: Un chico mexicano con muerte cerebral por un accidente en bicicleta en el 2012. Quedo en estado vegetal. Completamente desahuciado por los médicos mexicanos, su testimonio fue algo que movió cada una de mis fibras internas. Era increíble! un chico completamente indefenso atado a una cama de por vida, dio testimonio de su conversión y sanación. Precioso. De repente, comenzaron a pasar unos videos y fotografías del chico en el estado convaleciente, cuando nadie daba nada por él. Y sus padres solo se sostenían de la Fe. Y entonces, ¡recordé! 

El cerebro es una cosa tremenda; nos ayuda a vivir con lo mejor de la vida y a olvidar los peores recuerdos de ella. Era 12 de marzo del 89, del siglo pasado, para los que nacieron en este siglo y aun están desubicados. Era domingo, y el Colegio Americano cumplía al día siguiente sus primeros 100 años. Mi hermana menor, Magali, era "Promoción Centenario", porrista, muy hermosa, con su cabello negro, frondoso y lacio. Tenia una agilidad enorme, y hacia piruetas por los aires, cosa que siempre ha hecho desde que tengo uso de memoria. Ella terminaba siempre en un árbol, en un tronco y yo no pasaba mas allá de 50 cm del suelo. Ellas tenían una presentación y mi papá estaba en la finca. Mi mama y mi abuela estaban en el patio en labores de jardinería. Adriana se había ofrecido a llevarla y yo quería acompañarlas. No me había bañado, a esa hora, tipo dos de la tarde. Y corrí a la ducha para irme con ellas. Cuando salí, ellas ya se habían ido. Yo estaba furiosa. Recuerdo que salí del baño, no las encontré y comencé a refunfuñar porque siempre me dejaban. Estaba en toalla cuando comenzó a sonar el teléfono. Si, el que estaba amarrado a un cable y no podía acompañarte al cuarto mientras te cambiabas. Ofuscada por el abandono y molesta porque nadie respondía, salí en toalla y tome la llamada. Recuerdo la conversación como si fuera ayer.  

    - Esa es la casa de Lucy? 
    - No. Aquí no vive ninguna Lucy, dije muy molesta. 
    - Disculpe. La casa de Lucy Cruz. La del carro rojo. Un brinco salto en mi corazón. -
    - Un Susuki? Será Adriana, le dije. 
   -  Si esa. Es que tuvo un accidente con otra persona. Y las llevan a la Clínica General del          Norte. 

Recuerdo mi grito sordo. Mis dos mamás, mi abuela y mi madre, salieron corriendo. Mi abuela no entendía. A mi madre y a mi nos llevo un vecino. Yo me vestí tan rápido como jamás lo volví a hacer. Yo me sentía tranquila. El que llamó habló con calma, pausado. Iba pensando, "no joda no me esperaron". A la altura de la Calle 72 con 65 y encontramos un trancón tan grande que tocó irnos en contravia. Preguntamos que pasó y nos dijeron un accidente. Justo pasábamos por enfrente y mi corazón casi se sale del pecho. Incrustado en un poste estaba lo que alguna vez había sido un carro. Nuestro carro. Totalmente destruido solté un grito. "Se mataron" fue lo primero que pensé. No había posibilidad de que allí hubiera salido alguien vivo. Y el camino a la General del Norte fue la tortura mas grande que había tenido hasta ese momento. Llegamos, y nos encontramos con mi hermana mayor con múltiples fracturas en su brazo y pierna derecha llorando desconsolada y preguntando por Magali. Y Magali. Con un trauma craneoencefálico terrible. El carro cruzaba la 72 y una camioneta a una velocidad absurda perdió el control y las golpeó tan fuerte que la camioneta giro y cayo sobre el techo y el Susuki que manejaba mi hermana dio vueltas por los aires hasta que frenó frente al poste totalmente destruido. Mi hermana estuvo en coma varios días, estuvo en la clínica más de un mes y solo volvió al colegio en julio de ese año. Se graduó con el pelo cortico, llevando turbante muchos meses, volviendo a ganar peso, y después de muchas cirugías. 

Solo ayer, entendí el milagro que he tenido ante mis ojos todos estos años. Ayer, mientras recordaba esos terribles días, tuve consciencia de que si me hubieran esperado no estaría contando esta historia. Ayer comprendí que tengo hermanas porque la misericordia de Dios es gigante y les tenía preparadas a ellas y a mi un propósito más grande que lo habíamos vivido hasta ese entonces. 

Cuantos milagros vivimos cada día y no los reconocemos como tal? 
Respiramos porque cada día nos levantamos con el milagro de la bocanada de aire fresco en nuestros pulmones. Cada decisión, cada acto, cada acontecimiento que vivimos y que nos atraviesa por valles de sombra y de muerte, tiene un propósito que no entendemos, que no comprendemos pero que es un milagro para nuestra vida. Cuantas veces pasamos por encima de ellos, sin darles la importancia que se merecen? Vivimos porque Dios es Grande. Mis hermanas viven para dar a Dios su gloria. Y yo hasta ayer, me di cuenta de ese regalo que me dio aquella vez, en el año 89. 

Perdona Magali porque entre las peleas de hermana menor no he visto que tu has sido un milagro de Dios en mi vida. Tu, a tu manera te has perfeccionado en la debilidad de las secuelas. Que nadie ve. Te hiciste doctora para detectar enfermedades y salvar vidas. Llevas tus cicatrices con valentía. Tu eres un milagro de Dios. Y yo hasta ahora me doy cuenta que siempre fuiste testimonio de la Presencia de amor de Dios en mi vida. Gracias. Gracias. Gracias. 

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 15 de noviembre 2021, sobre los milagros, esos que no vemos. O que damos por sentados que ocurrirán, sin tener la consciencia que son un regalo, un gesto único de misericordia y fe. 

domingo, 12 de septiembre de 2021

Me olvidé de vivir!!!

Hace un par de días, me encontré riendo con mi esposo de una real estupidez. Nos miramos a los ojos, pensamos los mismo y soltamos la carcajada. Y caí en la cuenta que últimamente nos reímos mucho de igual numero de estupideces. Me pasa igual con mi hijo. 

Mientras tomaba una ducha, pensaba en esos momentos "intrascendentes" que vivimos cada día. He pasado muchos años de mi vida, corriendo tras la trascendencia, la fama, la fortuna, el reconocimiento de los demás. Es una carrera a la que no le encontraba fin porque siempre la meta se alargaba, como cuando tratamos de alcanzar el final del arco iris. Veía a los demás alcanzando cosas, posiciones, reconocimientos. Y yo olvidé cuales eran los míos. 

Esta semana me llegó esta canción que interpreta magistralmente Julio Iglesias, desde 1979. Tenía muchos años que no la escuchaba. Hoy, en la ducha, la recordé y heme aquí llorando como un bebé. En su momento me pareció una canción tediosa, melancólica, triste. Monotónica. Casi el mismo tono toda la melodía. Que canción preciosa. Que canción tan real. En el transitar de este año, descubrí un camino recorrido de eventos que habría dejado abandonados en la "intrascendencia", si no hubiera descubierto su belleza a tiempo. El desayunar, almorzar y cenar en familia. El abrazo sin motivo, el beso robado, la risa, hasta la burla. En este año mi saco de riquezas se ha alimentado de una forma que jamás pensé tener. En ese camino, sin buscar fama y fortuna, me descubrí como fuente de inspiración para alguien. Mi enorme capacidad increíble para hacer limonada con los limones que me ofrece la vida. Descubrí el cuidado diario que Dios tiene conmigo y los míos, el precioso regalo de tardes lluviosas que lejos de arruinar el día nos permiten un descanso en familia, arrunchados, que me da espacio para pensar en lo hermoso que tengo y que me rodea. Que hasta las dificultades y los problemas tienen solución, y ya no me quitan el sueño.

Ha sido increíble descubrir que no tengo que llegar a ninguna parte, descubrir que mi meta humana es una utopía. Mi meta real es la eternidad de mis actos presentes, construyendo un futuro, dejando un legado en los que me rodean. Siendo inspiración para mi pequeño círculo de influencia. Que vivir es nuestro eterno presente. Y nuestro presente, bien vivido, es un ladrillo que construye los días venideros. 

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 12 de septiembre del 2021, mientras escucho la preciosa canción que básicamente dice: Para! Vive tu presente y así construyes futuro! No Olvides Vivir los instantes pequeños por correr detrás de tu inalcanzable y exito envuelto en sueños. Me olvide de vivir


De tanto correr por la vida sin freno

Me olvidé que la vida se vive un momento

De tanto querer ser en todo el primero

Me olvidé de vivir los detalles pequeños

De tanto jugar con mis sentimientos

Viviendo de aplausos envueltos en sueños

De tanto gritar mis canciones al viento

Ya no soy como ayer, ya no sé lo que siento

Me olvide de vivir

Me olvide de vivir

Me olvide de vivir

Me olvide de vivir

Me olvide de vivir

 

De tanto correr por ganar tiempo al tiempo

Queriendo robarle a mis noches el sueño

De tantos fracasos, de tantos intentos

Por querer descubrir cada día algo nuevo

De tanto jugar con mis sentimientos

Viviendo de aplausos envueltos en sueños

De tanto gritar mis canciones al viento

Ya no soy como ayer, ya no sé lo que siento

Me olvide de vivir

Me olvide de vivir

Me olvide de vivir

Me olvide de vivir

Me olvide de vivir

Fuente: Musixmatch

lunes, 12 de julio de 2021

Lo que aprendi con mi esposo en una UCI


  • Toda oración es poca

  • La única llamada del día que realmente importa viene de la clínica

  • El tono de la voz al otro lado de la lineal, hace la diferencia.

  • Ruegas todo el día para que no te llamen nuevamente. 

  • Duermes, comes y oras. Y no necesariamente en ese orden. 

  • No hay control de esa situación. Solo tienes que confiar, en gente que no conoces, en Dios a quien no has visto. Allí es donde comienza la verdadera prueba de fe. 

  • Los médicos no se mandan solos, Están dirigidos por el Ser Supremo que guía sus pasos. 

El enemigo

 Durante muchos años de mi vida, siempre escuche hablar del enemigo. Siempre lo relacione con el opositor agresivo o no de alguien. enemigo es una palabra fuerte, violenta, agresiva. Su connotación siempre ha estado atada a mas a lo militar. Cuando alguien me hablaba del enemigo, yo lo asociaba con alguien con quien tenia una deuda muy fuerte, en la que casi que su vida corría peligro. Cuando mis amigas aleluyas, hablaban del enemigo, yo nunca entendía muy bien a quien se referían. Hasta aquella mañana. 

Ese día en medio de toda la pandemia y de mi propio drama personal, luego de tener mi propio encuentro personal con la Fe y con el amor de Dios y su misericordia, en esa mañana donde le deje todo a El, mi angustia mis temores y simplemente confié. Me fui a bañar, llena de una increíble paz que no lograre describir jamás. En medio de aquel baño que además de quitarme toda la pesadez que cargaba emocionalmente y físicamente era un símbolo de la descarga espiritual que acababa de tener. De pronto, escuche una voz. Tan real como la que podría escuchar de cualquiera que se me acercara al oído y me susurrara despacio, suave, lento, casi que melodiosa y terriblemente convencida de sus palabras 

"El se va a morir! El se va a moriiiiiiiiiiiiirrrrrrrrrrrrrrrr"

Cada vez que recuerdo ese episodio se me crispa la piel. Jamás en mi vida había sentido algo tan físico como esto. Y tampoco una voz tan clara como la que me habló. Y tampoco, en mi vida había gritado sin gritar, con una autoridad que no fue mía:

"Lárgate de mi Casa Satanás. Esta casa esta protegida por Cristo. Largateeeeeeeeeeeeeeeeeeee!"

 Mi voz, aún la recuerdo, era un trueno, potente, tajante.

Como pude me terminé de bañar y salí y ungí las puertas y ventanas de mi casa, mientras oraba pidiendo protección y sellándolas con todas las oraciones que me sabía y las que no. 

Ese día amigos, comprendí lo que era el enemigo. Entendí que se escabulle en tu vida y te habla al oído. Te llena de miedo, te llena de terror, te llena de un futuro que no es de Dios. Ese día comprendí que el enemigo es invisible y acecha. Que esta 24/7 esperando el menor atisbo de debilidad en nuestra vida para llegar ansioso a destruirnos por dentro: el gozo, el amor, la esperanza, la paz.

Soy Pamela Cruz, hoy 11 de julio 2021 en un fin de semana a solas conmigo, a solas con Dios, describiendo finalmente lo que viví en ese instante de mi vida, compartiéndolo, para todo aquel que haya sentido esa voz tratando de robar su paz, su amor y su confianza en Dios. 

domingo, 13 de junio de 2021

"Sumérgeme"


Estamos en junio, a escasos días del primer aniversario del año que cambio nuestras vidas. Y estoy en la dificilísima tarea de recordar detalles. No es fácil! No es fácil recordar el camino. Estuvo tan lleno de  dolor, que realmente he olvidado los detalles. Sólo me he quedado con lo mejor. Pero la misión no es comprende contar lo mejor, sino también los detalles. Porque estamos acostumbrados a apreciar el resultado final, sin conocer o imaginar todo lo que se vivió en el transcurso de ese caminar. Las llagas, los golpes, las caídas, las heridas, la desesperación. También lo malo le da sentido a lo bueno. Y lo olvidamos. 

Revisar los imborrables chats del 17 de junio al 17 de julio del 2020 es una tarea dolorosa e increíblemente reveladora. Ahora veo que todo tuvo su razón, todo encajó. Recordar es como revisar un rompecabezas recién armado, apreciar las piezas más difíciles de encontrar, y ver la forma en la que todo cobró sentido. Una de esas piezas, la fundamental, el cómo llegué a sentir esa paz en mi corazón, no la había podido recordar. En mi cabeza loca tenía el recuerdo de un transcurrir lento, paso a paso, día a día, como cuando horneamos una torta. La vemos lentamente crecer y esponjarse hasta quedar completamente horneada. En mi caso, creía que todo había sucedido día a día de ese mes tan absurdo. No fue así. Hoy lo recordé y hoy se los comparto. 

Había llorado mucho la noche anterior. Me habían dicho que mi esposo estaba en las manos de Dios y después de implorar con mi hijo arrodillados en el suelo, me quedé dormida en el piso frio del estudio. Al otro día ayuné, y para hacer más llevadero mi día, coloqué alabanzas. En el silencio de un apartamento lleno de miedo, sonó la música de Jesús Adrián Romero. De tiempo atrás conocía sus canciones y las escuché sobre todo en mis largas noches cuando estaba en la universidad trabajando mientras montaba un nuevo sistema. En particular había una canción que escuchaba y, a fuerza de repetirla, la aprendí: "Sumérgeme". La cantaba de memoria, me ayudaba a concentrar. Me daba paz.  Pues bien, en algún momento de la mañana, mientras yo cantaba, oraba, pedía e imploraba, la canción surgió del mix de YouTube. De repente, recordé la letra y comencé a cantarla. Y entonces me derrumbé. Lloré como nunca jamás había llorado en mi vida.

"Sumérgeme en el rio de tu Espíritu". Ahora lo entiendo. Ese día supliqué que me invadiera el Espíritu, y El me escuchó. Me invadió, me poseyó, me dio la tranquilidad que únicamente se siente cuanto hay Algo infinitamente más grande que yo, calmando mi tormenta interior. Fue tan mágico, que nunca entendí lo que pasó. Recuerdo recuerdo que después de vaciar todo lo que tenía, comenzó una profunda paz y sólo volví a llorar cuando ví a mi esposo con los ojos abiertos unos 8 días después. Si no hubiera leído ni escuchado mis propios mensajes y mis notas de voz después de ese día, no lo hubiera creído. Mi tranquilidad pasmosa, me sorprende un año después. Ahora, finalmente  puedo describir cómo desde el 24 hasta el 27 de junio del 2021, viví las espirales más salvajes de esa montaña rusa y a partir de ese momento, el resto de días fueron un subir y bajar, más pausado, más tranquilo, siempre expectante de la próxima curva, pero sorprendida de la suavidad con la que giraron nuestras vidas en esos momentos. 

Comprendí que ese día el Espíritu me sumergió en el Rio de Su Presencia y ahora puedo contar lo que llevaba meses tratando de entender. Jesús te toca cuando menos lo esperas. A veces tenemos consciencia inmediata del día, de la hora, del cómo y del lugar. Otras veces, como a mí, nos cuesta entender y comprender la naturaleza extraordinaria de lo que pasó en nuestra vida. Del cómo llegó, cómo se instaló y cómo ha transformado mi vida desde aquel momento. El me sumergió, y le dio a mi cansada armadura nuevas fuerzas para seguir en ese tortuoso camino que vio luz al final, sólo para Su Gloria. 

Soy Pamela Cruz, escribiendo hoy 13 de Junio del 2021, a escasos 4 días del primer aniversario del año mas tortuoso y más maravillo de mi existencia, explicando lo inexplicable. Tratando de contar lo que por gracia recibí. Lo que por gracia cada uno tiene dentro de si. El que tenga ojos para leer que lea. 

domingo, 16 de mayo de 2021

Línea Directa

 Un día como hoy en el año 2001, ingresé a trabajar en una de las empresas insignia en Barranquilla, una que lamentablemente, hoy no existe. Durante cortos 5 años disfruté de un empleo que no me permitió trabajar sino gozar. Trasnochaba mucho, viajaba mucho, pero fui muy muy feliz. Vivero, como cariñosamente era conocida, tenía una cultura organizacional envidiable. Todos éramos tratados iguales. Teníamos roles distintos, pero su gente, independientemente de si era el empacador o el presidente, nos tratábamos con cariño. Por nuestros nombres, y a veces por nuestros apodos. La generosidad en compartir información y en apoyarnos era realmente conmovedora. Una vez, en pleno presupuesto año 2002, estrenamos un sistema que literalmente me hizo llorar. Tenía que conciliar en el programa la rotación perfecta, mis metas de ventas con un crecimiento dado y un inventario casi que mínimo en uno de los negocios que estaban a mi cargo: Loncheras y morrales. Tras una larguísima noche en la oficina, me di por vencida. Nada ajustaba. Me pedían inventario de 60 días para un negocio que se movía 3 meses en el año y después de llorar, orar, volverlo a intentar, esa cifra no se reflejaba en el sistema. Hasta los guardias de seguridad, me hicieron parte de su ronda y me llevaron gaseosa y comida para mantenerme despierta. A las 5:59 am, totalmente desconsolada, llamé a mi amiga Piedad. Ella me pegó un grito que aún recuerdo y me dijo “espérame 10 minutos”. Llegó a los 10 minutos, en pijama, con sus crespos recién levantados, se sentó en mi computador y como loca comenzó a mover las cifras hasta que dio un resultado más alentador que el mío. Cuando terminó eran las 7:45 am de un sábado, y dos horas después mi jefe presentaría el presupuesto de toda nuestra sección. Ese gesto fue uno, de los infinitos que me acompañaron durante los 5 años que estuve trabajando con esa familia sinigual.

Sin embargo, el activo intangible más importante que siempre, siempre valoré era la literal línea directa que teníamos con nuestro presidente Samuel Azout. Tenía un correo que todos conocíamos, y un número de teléfono de dominio público; pese a todo creo que en mi vida llamé a ese celular un par de veces, mientras estuve allí. Comunicarse con Samuel no era asunto difícil. Eso sí, uno trataba de no hacerlo por cualquier cosa. Pero Sammy como le decimos, no requería de secretaria, aunque la tenía. En varias ocasiones, si quería preguntarme algo, simplemente me escribía. Recuerdo una vez, cuando asumí los proveedores de ferretería y negociaba a nivel nacional su participación, me llamó para preguntarme por qué en Rosales aún había no codificado al proveedor. El Carulla con más rentabilidad por metro cuadrado del formato. Y el proveedor no quería aportar por estar allí. En ese momento, recuerdo que me dijo, “no en todos los lugares debemos ganar. El cliente y el servicio siempre están por encima de la negociación, Pamela”. Nunca me sentí regañada (gracias a Dios porque sus regaños eran memorables) pero cuando tuve que escribir, lo hacía, y si él tenía que hablarme, también, sin intermediarios. Allí conocí exactamente el significado de la frase LINEA DIRECTA.

No es fácil creer que tienes una línea directa con alguien superior en rango, o autoridad. Lo crees inalcanzable e imposible. Hemos vivido con la cabeza llena la cabeza de miedos, temores, mitos sin sentido que hemos repetimos a lo largo de nuestra vida. Para mí no fue fácil creerlo ni asumirlo. Saber que podía hablar y ser escuchada. Sin intermediarios. Yo, que durante décadas pedía a todos los que veía más devotos que yo que oraran por mis intenciones y mis angustias personales, porque ellos estaban más cerca de Él. Porque no me consideraba digna de hablarle directamente, con mis términos y palabras. Porque me sentía intimidada, atemorizada. Porque sentía que no me escucharía. Durante años necesite una “palanca” alguien más cercano a Él. Que me hiciera la antesala. Que hablara en sus términos, que me hiciera el favor. Desde hace poco menos un año, El mismo se hizo sentir, de la manera más soberana y arbitraria, como sólo Él lo hace. Y lo tuve que hacer. En vivo y en directo, en medio de mi llanto, en medio de mis miedos, hablarle pedirle suplicarle y rogarle. Hasta que El mismo me envolvió en su amor, me dejó descansar en su infinito regazo y poco a poco, le puso orden a mi vida. Me ha respondido, en silencio, con acciones, con caminos despejados, con su incomparable amor eterno.

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 16 de mayo del 2021 para todos aquellos que creen necesitar intermediarios para tener acceso al Padre Celestial, para decirles con total certeza: Él es REAL, nos escucha, nos ama, nos cobija. No necesitamos a nadie intercediendo por nosotros. Sepan que, como sus hijos, tenemos LINEA DIRECTA y PERFECTA para hablarle. El que tenga ojos para ver, que vea. El que tenga oídos para escuchar, que escuche. 

viernes, 2 de abril de 2021

!Los reto!

Orar es difícil. Yo lo sé. Puedo dar fe de toda una vida intentándolo. Todas las oraciones, rosarios y novenas que caían en mis manos. Las largas, las cortas. Las de la Asamblea Religiosa de mi colegio, las de la misa. Y adentro de mi, en lo profundo de mi corazón, no sentía nada. Apretaba mis ojos buscando una experiencia extrasensorial, como de película. Nada. 

No es fácil vivir sin sentir esa especial conexión de la que todos hablan. Pero lo aprendes. Aprendes a fingir, creo. No es a propósito ni por maldad. Es que simplemente no había nada, y lo ansiaba todo. No quería ser la que me perdía de ese algo que los demás sentían , o decían sentir. La oración extensa, la de mis amigas "Aleluya", como las llamaba, eran largas, eternas, me daban sueño. Eran palabras huecas en mi cabeza y en mi serQue desconsolado el corazón que quiere hablar con Dios y no encuentra cómo. No hay palabras ni correctas, ni incorrectas. No hay lagrimas. Esas que descongestionan el alma cuando nada puede con ello. Un asomo grande de envidia y admiración afloró cuando las personas comenzaron a orar por mí, por mi esposo, por mi familia. Sentir ese amor, saber que tomaban tiempo de las horas cada vez mas esquivas de un día, fue sencillamente la cura para mi desconexión. Esa que me separaba de EL. Ha sido uno de mis milagros más hermosos. Lograr encontrar las palabras, lograr encontrar en las lagrimas esa súplica esquiva que necesitaba mi corazón compungido. Dejaron de ser mis palabras, mis suplicas para convertirse en mi lenguaje perfecto. 

Luego, aprendí a orar. Con un grupo excepcional de mujeres aprendí a encontrar mis palabras. Sencillas. Torpes. Que difícil es agradecer y que fácil es pedir. Pedimos y pedimos y nunca agradecemos. Aprendí a agradecerle TODO. Que divino es tener la gracia de amanecer. De levantarme con la bocanada del aire fresco de la mañana y ver el sol. Que milagro precioso me da cada día. A El le pido por mis amigos. A El le pido por mi salud, la de los míos y la de los extraños. A El le pido misericordia, piedad, consuelo. A El le pido sabiduría. Entendimiento y más que eso, aceptación. Mucha aceptación para estos  locos tiempos que ha tocado vivir. He aprendido a sentir Su Presencia, sutil, sublime, discreta. Lo siento cuando de repente en mi piel se eriza, desde adentro. ¡Ah que sensación maravillosa sentir esa conexión perfecta! Como un rayo invisible conectándome con el cielo, como un WI-FI con señal al 100. Mensaje recibido. Mi oración escuchada. 

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 2 de abril 2021,
retándolos. A mis amigos, a mis conocidos, a mis grupo de WhatsApp. Retando a sus grupos de WhatsApp. Oren, oren solos, oren en grupo, oren de a dos o de a tres. Necesitamos tanta oración. No sabemos quien esté como yo estuve. No sabemos a quien le avivan o le encienden la llama de la Fe. Reúnanse, reunámonos. De cualquier manera. Hay tanto para agradecer, hay tanto por aceptar, hay tanto por rogar. Sólo la fuerza de una oración sincera mantiene la llama de la fe encendida en medio de la oscuridad que insiste en instalarse en el mundo. Donde haya luz, la oscuridad huye despavorida. "Donde haya dos o más orando por Mi allí estaré", dice el Señor.