Esta soy yo.


"Un montón de letras que formaron un diario cuando aquellos libritos alguna vez se usaron. Una carpeta repleta archivos guardados en un rincón de computador esperando un lugar expuesto al mundo. Un espacio donde dejar al aire las palabras atrapadas en una mente en constante ebullición. Muchos temas un solo espiritu, el mio."

domingo, 28 de febrero de 2016

Oasis en medio de desiertos

El sábado 27 de febrero visité por primera vez en mi vida el complejo carbonífero de El Cerrejón en La Mina, Guajira. Iba a una actividad con estudiantes que están evaluando desde ya sus opciones académicas para cuando terminen sus estudios secundarios. Viajé por Satena en un avioncito tipo jet privado, junto con otras 50 personas. La última vez que volé en algo parecido fue hace 19 años, en un interminable viaje a la isla de Providencia durante 25 eternos minutos montada en una avioneta de 20 personas, mientras veía un tornillo que se zarandeaba incontrolable en mi ventana y pensaba aterrada en lo que pasaría si el dichoso tornillo se terminaba de aflojar.


A salvo y en tierra, llegamos al Aeropuerto de La Mina, modesto pero suficiente para el tráfico aéreo del lugar. Nos transportaron en bus al complejo y luego de pasar por los controles de seguridad y recorrer unos 20 minutos de camino, acompañados del romántico sonido del tren con interminables vagones negros que no dejaban de pasar, llegamos al Colegio Albania. Construido con elementos arquitectónicos muy americanos, el colegio parece un oasis en medio del típico ambiente desértico guajiro. Da gusto caminar por los pasillos llenos de jardines bien construidos, de esos que añoraría ver en otros colegios en el país. Llegamos a nuestro destino: la biblioteca, lista para recibirnos y realizar nuestro trabajo.


Entrar fue hacer un flashback al pasado reciente. Fui arrastrada de inmediato a ese mundo que amo con locura y pasión desenfrenada. Sin quererlo, sin pensarlo, nuevamente me encontré rodeada de libros. Ese olor... ese olor inconfundible de los libros bien cuidados. Ese olor a libro amado, el olor a libro agradecido, a esos libros escogidos como un acto de fe con los futuros lectores de un espacio que cada día es menos visitado por la gente. Esa biblioteca respira vida. Esa biblioteca parece un estallido de fe y de color. Esa biblioteca transgrede lo que dicen de las bibliotecas. La solemnidad de un libro que no se manosea, la rigurosidad en temas tabúes o no tabúes. Las paredes blancas, los muebles de madera. Las sillas erguidas. La obligatoriedad de mantener una tradición de silencio, de callar, de mirar y no tocar. Este loco espacio salido de un pasaje de Alicia en el País de las Maravillas, tiene casas con ventanas, toldillos con velos multicolor para que los grandes se sientan como niños y si quieren meterse dentro y leer a hurtadillas, lo hagan con tranquilidad. Globos terráqueos adornan varios rincones, como invitando a ir a cualquier lugar de la tierra donde la imaginación y las lecturas los lleven. Mesas de colores, dispuestas alrededor, tapetes suaves  o rígidos, de colores invitan a quitarse los zapatos, a acostarse, a sentarse en el suelo. Lo que sea si se logra el objetivo y se termina manoseando un ejemplar, desde el periódico hasta la enciclopedia. Una sala con un chimpancé leyendo un periódico rodeado de sillas de meditar, y un tigre enorme de peluche cuidando el suelo, son espacios creados por mentes abiertas que ven la educación desde un punto de vista feliz. Cuando pensaba que era la biblioteca mas alegre que había conocido, y ya me había recostado en alguna de sus sillas, y había abrazado al tigre, me han metido por un pasillo que me llevo a un rincón de ensueño: Una incubadora de lectores. Un espacio digno de ser visitado por quienes quieren tener ideas sobre como despertar el hábito lector en una sociedad que cada día lee menos y por ende, escribe peor. Mariposas fabricadas con todo tipo de materiales, libros manoseados, la felicidad de cualquiera que quiere que los niños lean. Un desorden tan romántico que me hizo sentir transportada a mi amado Colegio Americano, en la época donde los niños de 4 años íbamos a la biblioteca y nos rodeaban por igual juguetes y libros para jugar.


Mi visita fue bellisima. Tuve la oportunidad de conocer nuevas personas, de ofrecer nuevas posibilidades, volví a encontrarme con una amiga del colegio que tenia mis buenos años sin ver y con la hermana de un buen amigo de la U. Fue maravillosa, sobre todo porque encontré el mejor oasis que se puede encontrar en medio del desierto. Pude pasar el día en medio de un mundo que han creado para aquellos que quieren viajar leyendo, bien sea sobre monstruos, de verdad o de esos que viven entre nosotros, leyendo sobre amantes con cáncer, sobre la vida de James, o buscando una de las 100 formas de hacer dieta, leyendo de de arte y de cocina. 

Soy Pamela Cruz, escribiendo hoy 28 de febrero/16 en honor a todas las profesoras  y profesores que desafían las ideas impuestas sobre como debe ser y como no debe ser un espacio digno para imaginar, esas que reciben las críticas pero contra viento y marea montan un Oasis en medio del desierto más inclemente, el de la ignorancia. 









viernes, 19 de febrero de 2016

Polvo de Estrellas

Antes de la incursión de la competencia nacional en la Costa, la pugna por el mercado de consumo en retail era entre la Olimpica y Vivero. Cuentan que los dueños iban a hacer un negocio conjunto pero terminaron, uno montando un supermercado y el otro, un super almacén. Literalmente, se metieron mutualmente, el uno en el rancho del otro. No tengo certeza de la historia. Lo cierto es que mi camiseta de Vivero la tenía tan aferrada a la piel, que manteníamos una rivalidad tremenda cuando identificabamos a la competencia. Monitoreabamos precios, enviabamos espias que tomaban chequeo de precios y luego bajabamos los nuestros. Si una promoción era opacada por una de ellos, montabamos un operativo para hacer una mas agresiva y ganar asi el corazón de nuestros clientes, y tambien su bolsillo. Esa pugna no es igual ya, desde que ingresaron tantas otras marcas al mercado de consumo. Ara, Jumbo, Carrefour, Exito, Fallabella, ya hacen y hacen y yo desde que mi amado Vivero desapareció, perdí la fidelidad a alguno y me volvi una mercenaria de las ofertas. 

Hoy estuve en un entierro. Fue un entierro extraño. Se fue una amiga, una integrante de la familia Vivero, esa familia que aún vive en nuestros corazones. Luchó a brazo partido contra la muerte. Ya no pudo más. La agotó la lucha. La nostalgia nos invadió desde que supimos de su muerte. Hoy,  que fue su entierro, me encontré con muchos de mis compañeros, de todos los cargos, de todos los rangos. Los recuerdos afloraron. Como siempre que se recuerda desde el amor situaciones pasadas. Hoy, mientras escuchabamos el servicio religioso, me percaté de una peculiar situación: estaba rodeada de las dos marcas, la del pasado y la del presente. Estabamos todos los ex Vivero, pero habia tantas camisetas Rojas y azules de Olimpica que no pude evitar sonreir al verme acompañada por la competencia de antaño, unidos honrando a quien engalanó con su gusto exquisito la moda barranquillera, mientras trabajó en las dos empresas. Una mujer, que posiblemente la gente que vistió sus ropas, nunca sepa cuanto luchó por encontrar y comprar moda a un precio justo. 

Recordé entonces lo que hace el polvo de estrellas. Peculiar sustancia extraterrestre que al pasar por el espacio esparce su maravilloso polvo mágico de estrellas sobre los afortunados que encuentra a su paso. Yo y todos los que estuvimos hoy en ese entierro extraño, yo y todos los que conocimos disfrutamos, compartimos, discutimos, amamos y lloramos a la mujer que sepultamos hoy en ese entierro extraño, incluyendo a la antigua competencia, fuimos tocados por ese polvo que ella esparció sobre nosotros: Un polvo brillante, alegre, humilde, suave, fugaz y mágico. 

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 20 de febrero en honor a una mujer excepcional, una mujer fuerte dulce, guerrera. Una mujer recordada y amada por muchos. Una mujer que iluminó con su polvo de estrellas la vida de los que fuimos engalanados al conocerla. 

A la memoria de Eunice Concepción Jambooz y a tu bellisimo paso por esta tierra. 

domingo, 14 de febrero de 2016

BAJO LA SOMBRA DE UN ARBOL- Las Zonas Verdes de la U


Para quienes hemos trabajados en cubículos de concreto donde la luz del sol acaba tan solo al ingresar en ellos y al terminar la jornada solo se aprecia la melancolía de una noche estrellada, trabajar en el Campus de UNINORTE, donde cada hora del día tengo la libertad de contemplar la naturaleza es, simplemente, un regalo.

Basta recorrer la plazoleta central en marzo para deleitarme con cada uno de los racimos exuberantes de flores de Roble Amarillo que brotan por doquier alegrando la primavera tropical. O en enero cuando salen humildes las flores de Roble morado, despidiendo con nostalgia la navidad  dando la bienvenida al nuevo año.Una tarde, mientras caminaba por el pasillo de Mecánica, la naturaleza, me regaló un hermoso espectáculo vespertino: cientos de flores de lluvia de oro caían bajo el embrujo de una suave lluvia formando un tapiz de amarillo sobre el prado universitario. Fue mi pequeña pausa activa, viva, activa, un verdadero descanso ocular.Mi último descubrimiento ha sido un árbol bellísimo, adusto, de rama tupida que da la bienvenida al nuevo edificio Multipropósito, recientemente inaugurado. Su sola forma inspira respeto. Se descubrió que esta especie acompaña la tierra desde hace varios cientos de años. Es el guardián del edificio y de los límites del campus.

Los hermosos jardines que nos rodean y que son uno de nuestros tesoros más preciados, han sido creados con esmero. Me sorprenden las especies estratégicamente colocadas, creando sombras a cualquier hora del día, sus alturas inusuales y su rectitud, como un hijo bien formado. Me entero que tampoco ha sido al azar el no tener “árbol torcido”.  Según Carlos Clavijo Director de Servicios administrativos, se aplica una técnica de poda que logra incrementar las alturas y mantener el tronco recto, se aplican distancias mínimas para que una sombra no impida el crecimiento de los demás árboles y se aprovechan las virtudes de cada uno para beneficio del entorno. Detrás de la estética que me enorgullece como egresada Uninorte se esconde un propósito de enfriamiento natural que ayuda a reducir el consumo de energía del Campus. Una práctica que ojala pudiera ser replicada por cada uno de los que tenemos un espacio para sembrar en nuestras viviendas.


Soy Pamela Cruz, escribiendo sobre el tesoro natural del que disfrutan los estudiantes uninorteños en una ciudad cada día cada día menos verde y con más concreto. Un tesoro que deberíamos replicar en cada uno de nuestros espacios vitales, más allá de las fronteras universitarias. 

Una Muerte Terrible

Estuve una semana por fuera desconectada del mundo trabajando y cuando volví, me puse al día con las noticias que, o me espantan, o me aburren, o me enojan. Encontré a mi amigo virtual Rodrigo Blanco estupefacto con la noticia de la muerte de una profesora a causa de un misil llamado tapa de alcantarilla, que le cayó literalmente en la cara luego de partir el panorámico de su auto. Muerte instantánea, vi en las noticias. Rodrigo no salía del asombro por aquella muerte tan espantosa. Al fin y al cabo, cuantas veces sabe uno de alguien a quien mata una tapa de alcantarilla desajustada por un camión a no se sabe que velocidad, en un país que se distingue por la seguridad de sus vías? Pero así es la vida, como en la película de terror que detesto, el día de la muerte es uno y esta puede llegar de cualquier manera. Así sea con una tapa incrustada en la cabeza.

Estaba reflexionando esta mañana mientras caminaba con mi perro sobre esa terrible historia cuando paso por mi lado un hombre manejando su auto ultimo modelo negro, sin polarizar, usando los dos brazos para maniobrar el timón, las dos manos para escribir en su celular y los dos ojos mirando el aparato y no la vía, cuando de pronto pensé que existen peores muertes que esa de recibir una tapa de alcantarilla mientras vas manejando a casa: Morir por culpa de los irresponsables.

Morir a manos de un imbécil que quiere un celular y no le importa apagar una vida por un millón de pesos. Morir a manos de un adolescente malcriado hijo de padres ausentes que, borracho en una carretera, se lleva por delante a un ciclista que sale de casa esperando ejercicio para su vida. Morir a manos de un trabado que te tira el carro porque la mirada se le tornó doble y de pronto ya no distinguió carretera de peatón. Morir esperando que una E.P.S autorice una operación de apendicitis y luego desahucie cuando la peritonitis pudrió todas tus entrañas. O morir esperando tus medicamentos que te atan por un frágil hilo a esta vida.  Morir por una bala perdida que un sin consciencia disparó al aire tratando de alcanzar las estrellas. Morir quemado por la irresponsabilidad de un padre en navidad. Morir a manos de un adolescente falto de cariño en una escuela. Morir porque no soportas el bulliyng, de otros que son menos que tu y no lo soportan.  Morir de hambre y sed en el departamento mas rico de Colombia, porque a los senadores les importan mas los negocios personales que los votantes que matan lentamente de hambre. Si. Existen peores formas de morir que aquellas que salen en las noticias como muertes inauditas... como si morir no fuera inaudito ya.

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy, 14 de febrero/2016 en una agradable mañana de domingo, sobre la fragilidad de la vida, y sobre aquellos que tienen la vida de otros en sus manos y aun no tienen consciencia de ello.




Muere esperando medicamentos

Manhole cover crashes into suvs windshield killing driver

Desnutrición en la Guajira mueren 7 niños Wayuu

viernes, 5 de febrero de 2016

El Poder de compartir

10 meses después de la muerte de mi abuela, vendimos la casa. No podíamos con tantos recuerdos. Nunca le pregunté a mis padres pero yo veía a mi abuela en cada rincón, y me consumía la tristeza. Tampoco Pitufa, una de nuestras perritas. Ella -hija de Lulú, pequinés mezclada y Pillin, el french poddle del vecino- era la perra más lista que he conocido. Elegante como su padre y atrevida como su madre, Pitufa enfrentaba a mi papá cuando dizque la regañaba. Se ganó el respeto de todos por su fino oído para detectar ratones en una casa cuyo patio colindaba con un taller de camiones. Podía estar en la sala, apenas sus orejas se erguían... sabíamos que el ratón, rata, zorro chucho o lo que fuera, corría peligro. Los ladrones jamás entraron a nuestra casa porque Pitufa los ahuyentaba. Era una perra lista. Fiel. Hermosa. Cuando mi abuela agonizaba ella estuvo allí hasta el final. Cuando mi abuela murió, se aplastó en la ventana sin comer por 8 días. Miraba a la calle esperando que volviera, como yo también esperaba.

El día que nos mudamos, Pitufa desapareció. Salio del carro de la mudanza y sin saber cómo, en medio del ir y venir, se nos escapó y jamas apareció. Lloré como si se hubiera muerto; buscamos la noche entera pero ella nunca volvió. Alguien alguna vez dijo que un vecino de aquella cuadra temporal en la que estuvimos lo mientras terminaban nuestra nueva casa, aseguró verla en una casa en la que nunca nos dieron razón. Aun sueño con ella, algunas veces.

Recordé a Pitufa porque ayer una prima me mandó una foto de un perro rescatado de las calles y me pidió que la ayudara a encontrar a sus dueños. Valiente mujer que primero agarra a un perro que puede morderla, luego lo mete en su carro y lo instala en su casa hasta quien sabe cuando. En fin. Puse la foto en facebook y hoy me llamó un amigo porque su amigo vio el mensaje, y le "aseguraba, con certeza absoluta", que era su Michael. Otra cibernauta con un Lucas extraviado tenía la ilusión de encontrar a su perro blanco en el perro color habano rescatado. El dueño apareció, con él mi recuerdo de Pitufa y esa añoranza inconclusa de saber que hubiera pasado si hace 23 años hubiera tenido a la mano un instagram, un facebook o por lo menos un celular para encontrarla. 

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 5 de febrero 2016 a pocas horas de iniciar el carnaval sobre un recuerdo de hace 23 años, despertado por la solidaridad demostrada en la red cuando el acto de compartir tiene el objetivo de ayudar a otros.

PD: Este mensaje fue compartido 50 veces en menos de 24 horas. El poder de la red... es infinito.!!!

Michael recien rescatado

Michael con su dueño