Esta soy yo.


"Un montón de letras que formaron un diario cuando aquellos libritos alguna vez se usaron. Una carpeta repleta archivos guardados en un rincón de computador esperando un lugar expuesto al mundo. Un espacio donde dejar al aire las palabras atrapadas en una mente en constante ebullición. Muchos temas un solo espiritu, el mio."

domingo, 31 de diciembre de 2017

Medio lleno

Crecimos destacando los errores. Si perdíamos una materia entre 6, no se destacaba lo ganado sino la única en donde no nos brillabamos. Una vez, tuve un jefe que me dijo, "nunca esperes un halago porque para hacer las cosas bien te pago, si lo haces mal es mi deber hacértelo saber". Nunca lo culpé. Somos víctimas de un sistema perpetuado de generación en generación que incluye caerle al caido, aumentar audiencia con la tragedia humana, contar cuando cae, no cuándo se levanta.

Este 2017, cada uno de nosotros tuvo su propia historia de alegrias y tristezas. Fracasos y aciertos. Derrotas y triunfos. De amor y de desamor. A veces lloramos solo por los malos momentos sin reparar en que esos malos tiempos se compensaron con una mano amiga en el momento oportuno para levantarte. Que la enfermedad estuvo acompañada de la solidaridad de quienes hicieron mas llevadera la carga. Que el desamor estuvo cargado de apoyo moral. Una palabra, un gesto, una sonrisa, un mensaje, una llamada, hicieron posibles pequeños instantes de esperanza. Y la esperanza nos llena de felicidad. El año estuvo cargado de pequeñas demostraciones que juntas hicieron memorable los 365 dias que están a punto de quedar atrás. El perdón... Pequeña joya contenida en una parte del corazón y que sólo aflora cuando nos damos el permiso de que salga, hizo la diferencia en muchos meses del año. Cuando se perdona, todo brilla, reluce. El perdón hace los días más livianos.

Un fin de año distinto, alejados del glamour y de la fiesta urbana. Rodeados de joyas más preciadas, únicas, vulnerables, perdurables: la familia.

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 31 de diciembre, a las 18 horas, viendo la última puesta de sol del 2017, en la playa, mientras avanza el reloj implacable y recorre los ultimos vestigios de un año memorable, no por la cantidad de vasos medio vacíos que tuve frente a mí, sino por la cantidad de vasos medios llenos que pude disfrutar.

domingo, 19 de noviembre de 2017

Los Dueños de la Noche

En el 95 tuve la oportunidad de pasar dos meses en España. Esos dos meses me cambiaron la vida. Venía de no haber salido ni a la esquina y atravesé el charco rumbo a la Madre Patria. Uno de los primeros "choque culturales" con el que me topé fue con "el síndrome de la cartera". Ese aferramiento casi obsesivo por apretujar con fuerza descomunal la cartera, bolso o morral, cuando caminas por la calle, mientras miras adelante, a los lados y por el rabillo del ojo confirmas que no te van siguiendo. Una de mis amigas españolas se percató de mi permanente tensión y me  pregunto porque agarraba así mi bolso. Cuando le expliqué, su risa se escuchó por toda la calle mientras me contaba que caminar por las calles de Salamanca era "lo mas seguro del mundo". Yo misma lo comprobé cuando me tocó llegar sola como el llanero, a mi apartamento pasadas las 2 am luego de una noche de fiesta. "Eso era primer mundo", pensé. Y me acostumbre a salir así, sin compañía adicional a mi ángel de la guarda. Cuando volví a Colombia el golpe de realidad fue brutal. Mi recién estrenada Independencia volvía a recular presa de la inseguridad que vivía el país.

Este año, mientras visité ciudades de Australia, varias veces me cogió la madrugada en la calle, en otra ciudad o en una playa alejada de la city. Ni una pizca de miedo se apoderó de mi en esos momentos. Me sentía segura caminando a la 1 o 2 de la mañana mientras la policía patrullaba por las calles. Escuchaba música salir de los bares o caminaba en silencio en una calle vacía. Confieso que los primeros días la paranoia latina fue normal pero duro lo que el cuerpo se acostumbró a sentirse seguro.

A esta mañana, uno de mis primos en Australia me etiquetó en Facebook angustiado por la noticia. Un chico barranquillero, amigo de su niñez, anoche fue asesinado en la calle del barrio Paraíso mientras caminaba con su novia después de comer un perro, o un chuzo o lo que fuera que comen los pelaos de hoy. Mis primos están inconsolables. Yo no paro de pensar que cuando tenía esa edad, era normal salir a pie con el novio a comer en la calle y entre mas lejos quedara el carrito mejor, porque mas largo el regreso a casa y mas besos quedaban desperdigados en las esquinas.

Barranquilla es todo menos segura. Si no me cree Pregúntese: Puede hablar tranquilamente por celular mientras camina? Puede sacar dinero de un cajero sin mirar a todos lados, desconfiando de todos? Puede exhibir su argolla de matrimonio en la calle o unos sencillos aretes de  oro en las orejas en otro lugar que no sea una fiesta? Puede estar con los vidrios abajo mientras cambia el semáforo o se angustia y deja el carro en alerta cuando  se le estaciona una motocicleta a su lado mientras espera el verde? Piense en si puede dejar su cartera en un restaurante en la silla como todo el mundo en otro país q no sea este. Lo que está pasando en esta ciudad NO ES NORMAL. No es normal que a una familia la dejen sin hijo a los 25 años, en plena flor de la vida, mientras caminaba y besaba a su novia en una calle residencial. NO ES NORMAL que en la calle sean ellos y no los barranquilleros, los dueños de la noche en una ciudad que quiere ser referente mundial, y que se llena la boca denominándose el mejor vividero del mundo.

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy, 19 de noviembre 2017, mientras selecciono un arreglo floral para enviar de parte de mis primos, a Angello Alzamora Cordoba, QEPD, asesinado miserablemente por aquellos que se creen los dueños de la noche barranquillera.

sábado, 11 de noviembre de 2017

Aquella silla en el rincón

Como saben, me encantan las películas. Una de ellas, en la que Gael Garcia, interpreta a un médico que se enamora de una mujer desahuciada, me hace llorar cada vez que la veo.


La chica pasa sus últimos días, luego de reconciliarse con su propia mortalidad, organizando su propio funeral, ayudada por su madre. Un funeral bastante poco convencional. Un funeral repleto de música, payasos, artistas, acróbatas en medio de un ambiente alegre y festivo. Ella mientras tanto, observaba el espectáculo desde el mas allá, tomando una copa de champán y riendo acompañada de su ángel de la guarda.

Hoy en medio de una celebración de boda que casi no se da, por la muerte del abuelo de la novia, cuando la orquesta marcó el inicio de la fiesta por ese nuevo hogar que hoy se formó, comenzamos a bailar. De pronto, vi una silla. Acolchada, elegante, sobria y vacía y ubicada en un rincón del salón. Creo que era una de las sillas de los novio. Para ese momento de la tarde, ya estaba a un lado del salón, para dar espacio a la pista de baile. Entonces, vino a mi esa increíble sensación de estarlo viendo allí, sentado con la mano en la barbilla, recostado en uno de los brazos de la silla mirando el desarrollo del baile, y sonriendo, con toda su cara, con sus ojos, mejillas y labios. Con esa sonrisa pícara, del que sabe que todo está saliendo bien. Complacido de ver desde el otro lado, que la vida sigue y sigue. Que es una una fiesta que hay que bailar y gozar. Se hizo lo que pidió. Afortunados son los que pueden dejar el mundo con su voluntad cumplida.

Soy Pamela Cruz, escribiendo hoy 11/11/2017 desde una fiesta familiar celebrando la formación de un nuevo hogar fruto de quien hoy desde el cielo mira. #adioscompadre

domingo, 22 de octubre de 2017

Lo que de verdad importa - In Memorian

60 días sin escribir una palabra. Esta musa caprichosa escapa por la ventana cuando le da la gana. A veces lo hace pero nunca, desde que comencé a escribir cada 8 días, había demorado tanto. Creí que nunca volvería, que atrás habían quedado las palabras, las frases con sentido. El tiempo pasa raudo y veloz. Hacer, hacer y hacer sin detenerme, y así pasan los días uno tras otro. A veces sin sentido. Levantarse, ducharse, desayunar ir a trabajar, almorzar, seguir trabajando, volver, revisar tareas, estar en familia y luego dormir, cuando se puede. En  noches oscuras, de tormenta o de calor, el zapping acusa mis dedos furiosos frente a la TV. No es fácil, ni divertido. Ver pasar cada día, en una abrir y cerrar de ojos, como si el tiempo fuera eterno, como si mañana hubiera una segunda oportunidad. Y de nuevo la alarma, resuena y se reinicia nuevamente el día.

Hace unos días vi una película que tenia un poema. "Solo respira!!" Me quedé pensando. Respirar es un must. Lo damos por sentado. No tenemos que ordenar ni pensar en hacerlo. Respiramos sin entender la maravillosa máquina que lo hace posible sin tener la menor consciencia de ello. De que pueda ser nuestro ultimo respiro en cualquier momento. Respiramos sin agradecer siquiera por cada sorbo de aire que nos invade cada segundo del día. 

Recordé de esa hermosa película ese poema, hoy cuando se cumplen los ocho días de haber despedido a una amiga y ex-compañera de trabajo. Se fue antes de nuestro tiempo. Pero se fue a Su Tiempo. Cuando me enteré de su muerte, recordé nuestra última conversación a comienzos de marzo, creo. Era un deber subir a su oficina y siempre me recibía con emoción. Me encantaban esos 5 minutos de charla. Hablamos de nuestros hijos: ella de los suyos y yo del mio. Siempre intercambiábamos impresiones y nuestra mutuas preocupaciones por su futuro. Hablamos de la bisutería que habilidosamente hacían sus manos, de una delicadeza y gusto exquisito. Como ella. Alta, espigada, con unos ojos enormes que heredaron sus hijos. Y con la mejor prenda que tenia y que se llevó con ella: Su Sonrisa. Su sonrisa decoraba su cara. Literal, como dice mi hijo. Era el complemento perfecto para ese par de ojos que miraban como si quisieran comerse el mundo. Su alegría era contagiosa, y elegante con cabello largo, corto o sin el. 

Hace ocho días despedimos a una guerrera. Una mujer que fue hija, hermana, esposa y madre. Fue una amiga excepcional. Fue una trabajadora incansable pero sobre todo fue una guerrera hasta el final. Luchó y dejó todo en el campo de batalla. Dejó su cuerpo cansado, pero nunca se rindió. Nunca se derrotó, ni siquiera cuando la muerte la llamó finalmente. Ni siquiera allí perdió. Ganó porque nos demostró que la vida se trata del día a día, de sentir y respirar con calma, viendo como poco a poco se llena tu cuerpo de aire, el segundo, el minuto, aún cuando a veces nos cueste. Aspirar cada aliento profundamente, como si no hubiera un mañana.

Extrañaremos tus enormes y expresivos ojos que nunca perdieron su brillo. Extrañaremos sobre todo ese optimismo que irradiabas con tu sonrisa, que nunca sentí quebrada. Gracias por haber estado en mi vida. Gracias por recibirme desde el primer día con alegría.

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 22 de octubre de 2017, escribiendo sobre lo que "De Verdad Importa", como el honor de haber conocido y compartido con una amiga y compañera: Iveth Pimienta, que vivió cada día y exprimió cada gota de la vida que le fue otorgada. Personas como ella le dan sentido y forma a nuestra existencia, #GraciasIveth

sábado, 26 de agosto de 2017

Mi cita a ciegas: Un Encuentro Cercano del Primer Tipo

Apareció de la nada, como suelen aparecer las cosas venidas de Arriba. Un día cualquiera, saltando de red en red, terminé en algo llamado SúperAmigos del I.C.F.B. Algo en mi se emocionó al punto de ingresar al instante, revisar todo lo relacionado, vídeos, charlas y, de una, hacer una capacitación virtual preámbulo para lo que seguía: Un encuentro cercano del primer tipo con un hijo del estado colombiano. 
  
Las cifras son aterradoras. Más de 9.000 criaturas crecen sin cuidado de sus padres. Aproximadamente 6.000 están oficialmente declaradas como adoptables., 3.100 son mayores de 14 años y no tienen ninguna discapacidad que crecen bajo la protección del ICBF. Una sensación de desazón de apoderó de mi a medida que leía, como en este país, del Sagrado Corazón de Jesús, que proclama amar y proteger sus niños, los abandona impune y fríamente, sin contemplación alguna. Según las estadísticas, los menos adoptables son niños mayores o/y con algún tipo de discapacidad. Niños que son abandonados, maltratados, despreciados, violados, creciendo bajo el amparo de  hogares sustitutos, sin familia, sólo con la preocupación y el amor de los funcionarios que llevan sus casos. 

El programa SúperAmigos busca voluntarios que quieran formarse como mentores, que donen tiempo y cariño en una simbiosis única donde se da y recibe amor, tiempo y vivencias. Tiene como objetivo crear un lazo que ayude a construir un proyecto de vida para esos chicos que crecen sin padres. Buscan modelos a seguir que les ayude en proceso de vivir su infancia, su adolescencia, su juventud. Quedé matada!!!. Esculqué todos los vídeos de jóvenes con carreras profesionales o técnicas hablando de sus mentores. O familias dando testimonio. Lloré. Me palpitó el corazón. No lo pensé dos veces: Aquella noche se me hizo de madrugada leyendo cada módulo y haciendo los ejercicios o las lecturas sobre infancia, adolescencia o cuidado afectivo de los niños. Ojalá me hubieran dado un cursito de estos cuando mi hijo era bebé. Como padres, hay tanto por aprender, y sin manual de instrucciones para no fallar. En fin. Cuando finalmente terminé los módulos del curso: No lo pensé dos veces. Me inscribí y luego le pregunte a mi esposo si me apoyaba. Escéptico, me dijo que si. 

Dos meses después del curso, tuve mi encuentro cercano del primer tipo. Ocurrió después de tachar pacientemente en mi calendario la fecha esperada. El domingo pasado pudimos ir, mi escéptico esposo y yo a un parque para encontrarme con una cantidad cercana a las 80 personas que nos juntamos, libres y espontáneamente, por puro amor. Recuerdo la conversación antes de entrar: "Te acompaño, pero no me comprometo". 3 horas después. él mismo que sentenció, se inscribía libre y sin presión alguna, en el Seminario que se llevará a cabo dentro de poco para avanzar en el proceso y ser un "SuperAmigo" de verdad, verdad. Fue una mañana maravillosa. Pasamos del recelo a la cercanía, del miedo a la confianza, de la apatía al teamwork. En una de las estaciones de juegos, encontré a la que espero sea mi SuperAmiga. Una chica hermosa de 14 años y una sonrisa encantadora. Engarzamos juntas cuentitas de colores para formar un llavero de lagartija. Recordé el único nudo que me aprendí de memoria cuando fui Scout. No hubo una gran conversación solo eso, feeling, una cercanía que no tiene palabras, que solo tiene conexión, de corazón a corazón. Igual pasó con mi esposo. Fue un click inmediato con un niño de 10 años. De ojos saltones y sonrisa de oreja a oreja. Contemplaba a este hombre enorme que nos ordenaba cuando armamos la carpa, otro de los retos de la mañana. Se le midió a subir en sus espaldas y a cargar con parte del andamiaje para terminar el reto. Allí estaba, al final del día, mi esposo hablando de su experiencia, y de ese peladito que lo atrapó completamente. El también había vivido, su propia conexión de corazón a corazón. Justo cuando ya estaba para irme, esa niña de 14, se acercó con una funcionaria del ICBF y me señaló: Lo que ella sintió fue lo mismo que yo sentí. No fueron necesarias las palabras, solo un abrazo, en silencio. Así terminó mi día, con una merienda, dos inscripciones al seminario presencial, un esposo convencido y emocionado y yo, al borde de las lágrimas. 


Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 26 de agosto del 2017 sobre mi cita a ciegas, ocurrida hace 8 días, en una mañana de domingo, cuando tuvimos la oportunidad de abrir nuestro corazón a niños que solo quieren un poco de amor tiempo y esperanza. 


lunes, 31 de julio de 2017

Inevitable

Mientras pasan las horas, lentas, como cuando era una niña y esperaba desesperada que llegara mi día, para comer mi pudín preferido, recuerdo lo que sentia hace 18 años.

Habíamos descubierto, por una corazonada, que el bebé venía con vuelta de cordón en cuello, justo 3 días antes del shower que nunca fue. El diagnostico fue contundente: reposo absoluto mientras se encontraba un quirófano, ese que tardó 48 horas en llegar. Recuerdo que esa noche nos acostamos muy tarde. A un mes de la fecha estimada de parto nos faltaba medio ajuar. Unos meses antes, un angel habia llegado a mi vida. Un ángel con 4 muchachitos que le daban toda la autoridad para ordenar, y a mi para obedecer. Cuando le conté lo que el médico me habia dicho y todo lo que faltaba, por hacer, no lo dudó ni un instante: sacó de ese closet que asustaba la mayor cantidad de ropa de bebé que jamás pensé que podria guardar una mamá que habia "cerrado la fábrica", y se dedicó todo el dia a lavarlos y luego me los dejó en casa. En 2 dias, Vicky terminó lo que hubiera terminado de armar en un mes. Prácticamente ya estaba lista para tener a mi bebé.

El dia que nació mi hijo fui la mujer más mansa de la tierra. Acuestese, me acosté; dóblese, me doblé; no respire, no respiré.  Luego de eso la siguiente vez que hice  todo lo que me pidieron sin chistar fue durante las 13 horas en las que pasé metida en un avión en el océano rumbo a Sydney. Nada que hacer. No  puedes resistir. No puedes volver atrás. Lo que tenga que ser, será.

18 años despues heme aqui al lado de un hombre que me supera en estatura,  fuerza, talento e inteligencia. El tiempo es un suspiro . Cuando menos piensas pasas de celebrar su primer año a celebrar 18. Pasas de comprar juguetes a juego de xbox y luego a no saber que comprar. Pasas de los abrazos permanentes a esos ataque fortuitos para obligar a un beso que extrañas. Pasas de sentir cotidiano su quehacer a añorar una llamada en horas de oficina. Ha sucedido lo inevitable. Ha crecido. Mientras organizo una fiesta a la carrerade 18 totalmente ajena a los fiestas con payaso, mago y pistolas de agua, quisiera rebelarme y llamar a Condorito. Que venga y que anime. Que llegue el helado y la piñata. Hacer sorpresas y llenar de chocolates las vasijas. Mi niño ya no lo es mas. Y como todo buen tiempo pasado, debo dejarlo ir, despidiendo con gratitud  una infancia y una adolescencia llena de sorpresas y acompañada por el ser de luz que llegó un primero de agosto, a iluminar nuestro camino con su presencia.

Soy Pamela Cruz compartiendo lo inevitable: mi nostalgia por ese niño que se fue y mi infinita alegria al presentar al hombre apuesto, noble, buen amigo, hijo, nieto y soñador en el que se ha convertido, 18 años después.

lunes, 3 de julio de 2017

Ladrones!!

Han pasado cerca de 2 meses desde mi último Post. Estuve en Australia, al otro lado del mundo en una misión de trabajo que a muchos les pareció paseo... incluyéndome a mi. Es que si haces lo que te gusta, todo termina siendo un paseo, ese viaje incluido.

Los 22 días fueron de un trajín que jamás esperé y por eso tengo un montón de borradores de historias que esperaba publicar, y que han quedado allí, en la bandeja de Borrador. Cuando volví me esperó una semana tenaz, con Jet Lag, pérdida de maletas, y cumpleaños incluido -45 para ser exactos y no faltar a mi promesa de revelarlos. Lo que no esperaba era que al final de esa semana ajetreada pero animada, tuviera un golpetazo material y moral que me dejara noqueada por un poco más de un mes. Como definitivamente, esta cabecita y este cuerpecito sólo procesa y supera cuando escribe, después de intentar olvidar, he decidido escribir sobre lo que nos pasó con el único fin de exorcizar ese mal rato, alejarlo de mi mente, de mi cabeza, y seguir adelante con mi vida.

Como una sorpresa encontré que mientras estuve de viaje fuimos robados de la forma más descarada posible: Se llevaron una cajita fuerte que guardábamos. Como? No estaba empotrada en la pared!! Quien se robó la caja, cargó con los pasaportes y las visas de mis hombres y mis tesoros mas preciados: Mis anillos de matrimonio, las joyas que mi esposo me había dado pacientemente durante los últimos 20 años de casados y todas las alhajas que mi hijo recibió cuando nació, cumplió su primer año e hizo su primera comunión. Con dolor, también recordé que allí también guardaba todos los dientes que el Ratón Miguelito me delegó a cuidar, y que un día esperaba mostrar a mis nietos y una que otra carta de amor que me dieron mi esposo y mi hijo.

Ese día descubrí que las cosas materiales dolían pero no lo suficiente como sentir la desprotección en tu propia casa. Que vivimos con alguien en quien creímos confiar. Y que nos timó de una forma tan perfecta. Sentir que para la policía, sólo fuimos un numero más. Que de pronto seremos una estadística, o ni siquiera eso. Que llegaron 7 policías e investigadores y que ninguno pudo tomar huellas. Las había, estoy segura. Pero nadie las tomó. - "Doña, en Barranquilla solo hay un tomador de huellas y está en un crimen ahora. Lo siento" se disculpó. Llamé por 15 días al detective, "Nada mi doña". Fue su respuesta. "Es normal", pensé, finalmente mi apellido no es famoso, no hay prisa por encontrar al culpable. No he sido capaz de tocar las cosas que sé que el ladr@n tocó. Estan allí arrumadas en una esquina.

Mis tres amargas lecciones de este mal rato que intento exorcizar:

1.Que se hubieran llevado mis anillos de casada que este año completarían 20 años, y mis regalos de cumpleaños, me dolió profundamente, pero jamás como la sensación de desprotección que vivimos durante esos días. Estuvimos durmiendo con el enemigo por mas de un año. Luego de esto cambiamos cerraduras, pusimos cámaras, pero la sensación aún persiste. Perder la tranquilidad es una cosa que va más allá de lo terrible. Es una vulneración de tu espacio, que tarda nuevamente en re establecerse.

2. De mis alhajas se salvaron 3 cosas que me llevé a mi viaje a Australia. Precisamente las saqué el mismo día que me fui para lucirlas en un país donde puedes andar con cadenas de oro y lucir brillantes o perlas sin miedo a que te roben. Donde puedes hablar por celular en la calle a las 11 pm o sacarlo para tomar una foto o hacer un vídeo sin pensar en un ladrón que te lo arrebate. Donde puedes caminar en la madrugada después de visitar a tus amigos o salir por ahí, sin pensar en un violador que se te acerque, porque ves la policía por todos lados, no parando a preguntar por el SOAT o el pico y placa o el Certificado Tecnomecánico, o pidiendo "alguito para la gaseosa" sino para proteger al ciudadano. El shock de regreso fue brutal.

3. Alguna vez le dije a mi esposo que no me regalara joyas costosas, es una costumbre árabe heredada de su familia. No he sido muy afecta a tener cosas costosas. No es frugalidad, no es tacañería. Es que para mi, es mas valioso viajar que tener posesiones que no puedes lucir, sobre todo en un país como este. Cuando viajas los ojos son cámaras conectadas al cerebro que almacenan cada vivencia como ningún celular o cámara profesional podrá hacerlo jamás. Lo viajado es mi tesoro escondido en mi cabeza. Lo pendiente por viajar es nuestro tesoro por encontrar.

Soy Pamela Cruz escribiendo el 3 de julio 2017, cuando finalmente tuve el valor de expresar mis sentimientos sobre esos ladrones que se llevan lo que con tanto esfuerzo trabajamos y que nos dejaron con la moral en el suelo, esos tratan de robar tus pocas riquezas sin saber que la mayor riqueza la llevas adentro.

De los otros ladrones... esos que viven con los impuestos que deberian servir para mejorar la ciudad y el país, de esos les escribiré otro día.


viernes, 23 de junio de 2017

Talentos Ocultos

Hace unos meses alguien me envió un link para escuchar una canción de reguetton, Género que no es de mis favoritos, cosas de gusto musical. Me propuse  oírlo, por aquello de la actualidad y al final el cantante se despedía como CurveloJames.

Asociando el apellido y el nombre, descubrí  que el cantante era el mismo asistente que había tenido por una corta temporada cuando trabajaba en la U. Lo llamé a felicitarlo por la canción sorprendida de su talento, hasta entonces desconocido para mi. El entre risas me soltó una perla, directo a mi ego. "Y eso Pame que tú me mandabas a callar cuando cantaba". Plop. Inmediatamente recordé que efectivamente él llegaba cantando y silbando y yo le llamaba la atención porque nos distraía. La urbanidad de Carreño también lo pedía. Estaba tan concentrada en la formalidad que simplemente ignore el talento que se  gestaba en mi pequeña oficina. Dos años después, me alcanzó la vida para disculparme.

A veces estamos tan enfrascados en los formalismos y en el protocolo que olvidamos el fondo, y en este caso el fondo era el tremendo artista que hasta ese momento fungía como trabajador.

Soy Pamela Cruz, presentando a Jaime Curvelo o CurveloJames quien lanzó su nuevo sencillo, y q merece ser escuchado. Éxitos Jaime, te lo debía.


domingo, 30 de abril de 2017

Construir recuerdos nuevos

Soy la única loca llorando en este metálico pajarraco que intenta llevarme a la siguiente escala antes de irme al otro lado del mundo. En un viaje tan largo como el que​ estoy teniendo, las lentas horas se tratan de superar arrasando con la programación de cine. Y esta película ha merecido cada una de mis lágrimas: "La música nunca se detiene" o The Music never stopped.

Un hombre cuyo único hijo se fue de casa después de una amarga discusión, lo encuentra 20 años después convertido en un ente sin recuerdos, producto de un tumor. Extirpado el tumor, deben lidiar con un hombre que congeló sus recuerdos cuando hasta su adolescencia y que es incapaz de retener cualquier nueva información al mínimo plazo. Compartían una pasión por la música y en algún punto de la adolescencia, hubo una ruptura total de la comunicación entre ellos. El padre busca desesperadamente encontrar un tipo de conexión con su hijo y su memoria, incapaz de almacenar recuerdos nuevos. Ese mismo desespero lo conduce a sumergirse en el "incomprensible ruido" que el chico escuchó a partir del año 58, logrando conectarlo con el mundo por medio de la música, mientras sana, 20 años después, su deteriorada relación. La historia es real y se basa en el libro llamado "El Último Hippie". 

La película me recordó que hace siete años mi hijo comenzó a escuchar un ruido que yo no entendía con una letra rebelde al extremo. "It's my live" de Jon Bon Jovy, producto de la "nociva" influencia que ejercía un amiguito, hijo de un papá rockero de los 80's. En esa época la música en inglés no era lo mío y me apasionaba más Miguel Bosé o Camilo Sexto que el montón de greñudos que conformaban bandas nuevas. Me vi obligada a escuchar a la fuerza al Bon Jovi para que tratar de entender el intrincado mundo masculino de mi hijo a sus 10 años de edad, y en ese ejercicio que me llevo un mes escuchando cada día la canción, hasta que me aprendí la letra y la cantábamos de camino al colegio, descubrí su impecable oído musical y la poca influencia que ejerce en él una buena melodía sobre una letra inteligente. He de confesar que nuestra relación madre- hijo no siempre es fácil. Tenemos el mismo temperamento. Sin embargo, existe una real comunicación entre nosotros gracias a la capacidad que desarrollé al escuchar sus canciones, sus historias y los argumentos para amar las canciones que él escucha o por lo menos respetarlas, cuando a mi no me tocan el alma. 

Soy Pamela Cruz escribiendo el 27 de abril a 3 días de iniciar el mes de las madres, a aquellas madres o padres que alguna vez han querido volver a vivir esa preciosa temporada en que era fácil conectarse y entender a los hijos y, de repente, se convierten en dolorosos desconocidos. Aún en medio de la desesperanza, la rabia y el dolor, los padres siempre tendremos poderosas la capacidad de encontrar nuestra propia forma de construir recuerdos nuevos.

domingo, 16 de abril de 2017

3 Historias de una Diaspora Inaudita

La Diaspora siempre ha estado en mi mente como la migración masiva asociada a los judíos esparcidos por el mundo. Desde el éxodo hasta la Segunda Guerra Mundial. Nosotros tuvimos la nuestra, cuando miles de colombianos huyeron de la guerra, de la mala situación y se fueron al exterior. Yo trabajo con estudios en el exterior. Y a mi me visitan porque se quieren ir a estudiar y vivir una experiencia fuera. Las motivaciones son variadas, diversas, pero hasta ahora han sido elecciones personales, no producto de la inseguridad personal.  Sorprendentemente en el camino encuentro que seguimos inundados de historias, de las miles que existen en el mundo loco que nos ha tocado vivir.

Hace unos meses, cuando nos agobiaban los atracos a plena luz del día en Barranquilla, me visitó una pareja de esposos. Unos chicos muy simpáticos y muy educados. El ingeniero y ella médico. Vivían en Venezuela y estaban haciendo todo para hacer una maestría en el exterior. 27 años. No han conocido regimen distinto en su país. Y conocieron la falta de oportunidades más temprano que tarde. Su esposo fue contratado por una firma colombiana y como pudieron se marcharon. Yo les decía que tenían que tener cuidado con los atracos en Barranquilla. Ella se rió entre nerviosa y aliviada. - Pamela, me dijo. "Barranquilla es segura. Ustedes no tienen idea de lo que es el verdadero peligro. En Caracas, tienes que cargar con un celular de mentiras que funcione y con una cartera vieja que te roben. Allá te pueden disparar a plena luz del día. Te roban y no puedes hacer nada. Solo dejarte robar. Nos vinimos porque allá, no teníamos esperanza"  me decía. 27 años y sin esperanza!!

En un restaurante de los que frecuentamos, un joven simpático es nuestro mesero. Un día conversando sobre comida, nos confesó que era Chef, de Venezuela y su novia es peluquera. Los dos tienen 23 años. Están validando sus títulos. Literalmente, una noche cualquiera huyeron sin decir nada a nadie, dejando familia, amigos y vida. Vida? Ya no tenían vida. Se sienten afortunados. Pueden caminar, comer lo que les plaza. Tener sueños, vivir tranquilos. 23 años.

Ayer conocí a una familia el 22, ella 21 y dos bebés de 3 y 1 años. El, colombiano, fue criado en Venezuela desde los pequeño. Su mamá se fue muy joven y se lo llevó. Hace 3 años se regresó. Su hijo vino a visitarla con su esposa y sus bebés. Le sorprendió encontrar pañales de todas las marcas. Poder comprar el mercado el día que querían y no el día q le indicaba el número de la cédula. Con todo, estaba dispuesto a volver. Su suegra lo convenció de no hacerlo. "No hay nada aquí para ti", le dijo. "Quédate allá. Saldrás adelante".

Mis recuerdos del vecino país se reducen a la Leche Lita que comprábamos en San Andresito, a las visitas que mi tía, la que vivió muchos años allá, nos hacía contando lo próspero que era vivir en un país de enormes carreteras y trabajo por doquier. Mis recuerdos se limitan a las historias de mi padre cuando estuvo y cuando llego contando que el dinero del petróleo lo usaron para tener las mejores vías de Latinoamérica. Mis recuerdos se limitan a las novelas que contaban y que mostraban historias de un campo fértil y alegre. Mis recuerdos se remontan a mis noches en vela leyendo Doña Bárbara y Canaima, en los llanos y las selvas venezolanas, tratando de encontrar parecidos con el llano de mi padre. Mis recuerdos se limitaban a mi amigo Juan Carlos que se fue al vecino país cuando éramos amigos del Colegio y del que aún recuerdo sus pobladas cejas y su nobleza. Esos recuerdos, pertenecen a una Venezuela que ya no existe.

Soy Pamela Cruz, escribiendo, 3 meses después del silencio, hoy, 16 de abril, domingo de Resurrección  desde un rincón de playa colombiana, compartiendo historias que me parten el alma. Historias de una juventud que huye buscando esperanza.

jueves, 26 de enero de 2017

Carta Abierta para Alejandro #CapitalDeVida

La última vez que escribí una carta a un alcalde, estaba su antecesora, la que tenía como lema el florecer de esta ciudad, justo antes  de que comenzaran a morir los árboles que con tanto esmero sembraron por lo menos dos o tres generaciones antes que la nuestra.  Esta ciudad tenía bastante sombra - aunque no la suficiente- que nos aliviaba  un poco del inclemente clima. Hizo falta mover aquí y allá unos cuantos decretos que prohibieran a los particulares podar lo que se estaba invadiendo de pajarita, hacer inoperante al DAMAB (QEPD), mirar hacia el otro lado y convencer con el ejemplo que las palmeras, eran una excelente y mas rápida alternativa, para que esa ciudad, que se supone iba a florecer, comenzara a dejar morir a sus habitantes más nobles: los que dan sombra y oxígeno. "Barranquilla Florece" era su slogan! Premonitorio.

Ahora, después de 44 años viviendo en una ciudad que acogió a quienes huyeron la violencia partidista, una ciudad que recibió sin decir palabra a desplazados de la violencia y la pobreza, una ciudad donde se funden sin discriminación distintas religiones, opiniones, gustos sin matarse por expresarlo, una ciudad que era recorrida a pie, en cicla, en bus o en carro por su gente desde la madrugada laboral hasta el amanecer rumbero, sin ningún tipo de temor, se ahoga en el miedo. Por primera vez en mi vida, salgo con miedo. En un semáforo ya no espero el cambio viendo malabaristas, quizá comprando el periódico o tal vez tarareando una canción, mientras el semáforo cuenta de atrás para adelante o el facilitador de tránsito desenreda el caos vehícular. Ahora gasto el tiempo, mirando desconfiada al vecino en moto o al que pasa a pie. Me asustan los vidrios polarizados. Superviso que no se me acerque nadie sospechoso y me muestre un arma. Creo rutas de escape imaginarias, movimientos estratégicos y hasta he llegado a pensar qué haría, si pitar o estrellar al del frente para eludir un atraco. No salgo ni a la esquina sin miedo. El comercio a mi alrededor lleva cerrando 45 minutos más temprano. Mis redes se llenan de historias de robados, timados, drogados, perdidos. Ya no quiero ver Facebook. El diario El Heraldo uno de los mas serios de la región, asusta. Da igual leer ese, Al Día, ADN, La Libertad o Gente Norte. Ya no es noticia exclusiva para los diarios amarillistas. Ya es inevitable no publicar lo que pasa. Dos muertos diarios es inaudito. Cuántos atracos y cuantos actos violentos diarios, ni idea. Hoy es uno de esos días cuando me gustaría tener la estadística de las riñas callejeras, de los que se insultan en la calle, de esos salen como gallito fino a provocar males mayores. De los que apuñalan a sus parejas, de los que abusan niños, de los que matan por un celular, o por diez mil pesos, de los inocentes que se suben al bus con el diario para comer y terminan llevando nada a casa porque malandrines sin madre les robaron lo único que tenían en la cartera. Esto, Alejandro, simplemente se salió de madre.

En la universidad me enseñaron que cualquier persona tiene unas prioridades en la vida, que va desarrollando a medida que se satisfacen las que para él son indispensables. Maslow resumió en una muy didáctica pirámide: " La Pirámide de Maslow". La base es la satisfacción de las Necesidades Fisiológicas o Básicas, como comer, dormir, tener sexo. Un techo, un vestido. La segunda mi querido Alejandro, es la Necesidad de Seguridad: entendida como la necesidad de sentirse seguro y protegido.Una vez satisfechas estas, se satisfacen las sociales, de auto estima y de auto realización. En ese orden estricto. No hay forma de saltarlas. Si ignoramos o minimizamos una de abajo, por estar pendiente de una de arriba, tarde o temprano, terminara pesando el cambio de prioridades.  Y esto Sr. Alcalde, es lo que está a punto de estallarnos en la cara. 


Si queremos una #CapitalDeVida, como usted tan optimistamente rebautizo su periodo de mandato, el trabajo tendrá que ser conjunto. No bastan exigencias a las entidades de seguridad, ni decretos de rechazo, ni indignaciones que ya están a destiempo. La bomba social que se está gestando y que ya comenzó a explotar, tenemos que resolverla entre todos. Los del norte, los del sur, los del este, los del oeste. Y usted debe liderar el proceso. Ya sabemos que canta y que baila bien. También sabemos que le encanta construir en cuanto terreno desocupado visiona un nuevo proyecto. Reconocemos que es bueno tumbando y volviendo a hacer y que desde hace 9 años es un genio de las finanzas del Distrito. Ahora necesitamos que demuestre sus dotes de líder, que nos una en torno a este objetivo común de mantener una ciudad vivible, habitable con oportunidades para todos. Me propongo de voluntaria. Ya no somos el mejor vividero del mundo y estamos a punto de entrar en el deshonroso y ranking de las más peligrosas del orbe. Usted díganos qué hacer, y todos estaremos listos para apoyarlo. Este, Alejandro, es el reto de su vida.

Soy Pamela Cruz, escribiendo hoy 26 de enero 2017, convocando al burgomaestre a una cruzada ciudadana para restablecer una paz y seguridad estables y duraderas en una ciudad que clama por volver ser una Verdadera #CapitalDeVida y #ElMejorVivideroDelMundo.

PD: Ya circulan en las redes parodias de canciones adaptadas a la situación que vivimos, memes exigiendo su actuar, memes preguntando que hacer, chistes sobre como estar preparados en caso de atraco o de muerte por robo. Esto ya no es un chiste.  





sábado, 21 de enero de 2017

De la Familia

En casa tuvimos perro desde que tenía como 8 años. Mi papá sucumbió a la tentación, fruto de la continua presión de tres mujeres que le hicieron prácticamente la vida imposible hasta que adoptó a Lulú. Una extraña mezcla de Pequinés, con Cacri y cooker. Lulú había intentado suicidarse desde el segundo piso de la casa donde vivía. Simplemente no se entendía con sus dueños. No se querían. Y la perra lo sabía. Desde que llegó, la amamos con loca pasión. Mi padre era absolutamente indiferente a sus ojos tristones. A su mirada encantadora y a la cola enloquecida que ondeaba cuando estaba feliz. Sabía cuando él llegaba. Desde la terraza, donde descansaba en una silla sólo para ella, se lanzaba en una carrera desenfrenada por el pasillo de nuestra casa, hasta la puerta principal antes que le abriéramos a mi padre, solo para darle vueltas como un muñeco de pilas, y ladrando con la más grande alegría que no le era correspondida. Siempre pensamos que mi padre no la quería, hasta que la vio enferma y salió con ella como un lunático buscando veterinaria para salvarla de la hepatitis. Todos los días le daba su medicina y supervisaba su recuperación. Así supimos que él, a pesar de no decirlo, la amaba. Gracias a Lulú, en casa estuvieron Bummer, un pastor alemán, que murió envenenado, Pitufa y Benji, los hijos de Lulú y Pillín, el perro del vecino, a quienes mi padre rebautizo, Nieves (Pitufa) y Tribilin / Monchito para Benji. Así fue: Un perro con tres nombres. Y a los tres, respondía. Era belfo, y mi padre se burlaba del pobre Benji, Tribilin o Monchito, Eso sí, nunca dejó de consentirlo hasta que murió de viejo después de 3 casas de paso, y de subir y bajar miles de veces la escalera, sólo para acompañarnos a las habitaciones de nuestra ultima casa de solteras.

Mi primer intento de amor perruno, fue más un experimento antes de quedar embarazada. Duró 2 días. Nos regalaron un Shih Tzu de 2 meses que bauticé Thai Chi por aquello del balance en la vida. La berraca perrita marcaba su territorio una vez trapeaba el piso. Mi esposo la protegía pero despues de un día limpiando apartamento y ella volviendolo a mear, le dí un ultimatum a mis padres: O se la llevan o la regalo. Ese mismo día, la adoptaron, hasta su muerte atropellada por un carro que nunca vió. Mi madre lloró desconsolada, como si hubiera muerto una persona, por un mes. Finalmente a su vida llego Thachy, mañosa, grosera y majadera, a quien aman más que a mí, su hija. En mi casa tuvimos el mismo patrón con mi hijo cuando cumplió 8. Snoopy llegó un 24 de diciembre en la madrugada, fruto de la complicidad de Roxana y Zulma, mis grandes amigas, que lo cuidaron y lo metieron en mi casa para que mi hijo lo descubriera al otro día. Nunca olvidaré su carita que no salía del asombro, cuando llegamos de la cena navideña, de madrugada y oyó sus ladridos de 2 meses. Snoopy... quien ahora lleva el honroso Señor por delante, come con nosotros, duerme con nosotros, llora cuando estamos tristes y corre como loco cuando está feliz, lo que le pasa todo el tiempo. 9 años y no imaginaría un día sin el "Señor Snoopy", que nos gruñe si le gritamos nuestro hijo. A veces, solo por provocarlo simulamos pegarle. Snoopy deja de ser tierno y cariñoso y se transforma en una fiera... todos reímos solo de verle la furia y los dientes.

Hace unas semanas una familia amiga, perdió su perro. No es poca cosa. Logró cosas nunca antes vistas en esa casa. Como que el perro fuera protagonista de sus vidas. Como darle un compañerito a su hijo menor. Como que su dueña lo tomara entre sus brazos y lo llenara de besos y abrazos, cosas que por lo menos yo nunca le daré al Sr. Snoopy. Como que durmiera con ellos en la piecera de la cama y que fuera indultado de cada una de sus diabluras, solo entorchando su cabecita y poniendo cara de cordero degollado. Hemos ingresado por cuenta de Lucas, al mundo de los perros perdidos. Me alarma la cantidad de perritos extraviados en la ciudad. Veo ahora en la calle a los cuadrúpedos con otra cara, distinta a la indiferencia y el desdén. Pensando que en alguna parte de Barranquilla, Lucas está perdido, sin saber donde encontrar a su familia, la que le da su amor con besos, abrazos, caricias, me puse a pensar que sería de nosotros si el Sr. Snoopy se fuera así, sin decir adiós. En el 93 perdimos a Pitufa, en uno de los trasteos. Han pasado 27 años desde esa noche que recuerdo como si fuera ayer, y no pasa un sólo día en que la vea en una perrita igual y no alcance a imaginar que es la mía. La esperanza, la esperanza nunca se pierde.

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy sábado 21 de enero del 2017, a quienes tienen perritos perdidos, diciéndoles que no pierdan la fe. Que hay que seguir buscando y que en el mundo perruno hay gente buena, gente y grupos que jamás hubiera imaginado que existen, haciendo lo imposible, y con las uñas, por ayudar a restaurar la paz perdida en el hogar, cuando, uno de la familia se pierde de casa.

PD: Que fantástico sería si Ringo, el hijo perruno de la Familia Rueda, nos ayudara a que en Barranquilla se crearan Centros de Acogida y Adopción para los perdidos perrunos de la ciudad. Ciudadano de Honor




Pinky Animalista Rescatista
Perros y Gatos Perdidos en Barranquilla
 #WasapeaAELHERALDO (310 438 3838)





sábado, 14 de enero de 2017

El rostro detrás de la noticia

Ayer mi dia terminó con una triste noticia. El hijo de un extrabajador de mis padres murió arrollado por un camión cuando volvía a su casa. 29 años. Ingeniero Mecánico. Tenía una hijita a quien decidió criar con ayuda de sus padres. Este joven trabajaba en Bavaria. Había logrado su puesto con mucho esfuerzo y tesón. Fue un excelente estudiante desde que lo conocí, siendo un chiquillo inquieto. Sus padres trabajaban en el negocio familiar de los mios. Habían venido del campo y le huían a la mala fortuna. Ella trabajaba en aseo, y él era celador. Su madre hizo todo y más para que sus hijos estudiaran. El chico lo había logrado. Era alegre todo el tiempo. Aún cuando no tuviera por qué. Heredó de su madre esa sonrisa buena. De los que le sonrien a la vida cuando están en la buena y también en la mala. No era resignación, era saber vivir a pesar de lo malo que pueda llegar a ser. Hace unos meses me llamó a ofrecerme ingresar a Fuxion. "No gracias", le dije. "Suerte. Eso es para jóvenes como tú". Ayer me entero de su muerte. Absurda, estúpida. Dolorosa. Inútil. Tan a destiempo. 

Alguien me dijo que la noticia había salido en El Heraldo. Efectivamente, así fue. Reseñada con un título cualquiera. "Muere motociclista en la circunvalar arrollado por un camión".  74 palabras. 16 renglones. Al final su nombre y su edad, errada por cierto: Nicolas Jimenez 25 años.  El no merecía 74 palabras y 16 renglones en el diario que inmortalizó su muerte pero no registró su vida. Era más que un motociclista por el mero hecho de manejar una moto, la misma que había comprado 1 mes antes con sus ahorros. Era un hijo, un padre, un hermano, un amigo. Era un ingeniero y sobre todo un ser humano muy noble. Que triste que su vida haya sido reducida a 74 palabras y 16 renglones en las judiciales del diario del mayor circulación en la costa. 10 semestres de carrera y el periodista lo único que pudo hacer fue registrar lo obvio y no investigar más allá de los que sus ojos o los lectores le escribieron en su servicio de mensajería instantánea. La inmediatez está bien, es útil; es noticia,  es de interés general. Pero los protagonistas de la noticia que tantos lectores le trae al diario, merecen, en sus fatales 5 segundos de fama, tener un retrato humano de quienes fueron en realidad. Que no sean solo una cifra más en la estadística local. Merecen por lo menos una historia escrita que pueda ser contada y por lo menos lamentada por ese lector que ahora lee y que ya no se conmueve por nadie.

Soy Pamela Cruz, escribiendo hoy 14 de enero 2017 sobre Nicolás Jimenez Nieto, hijo de Nicolás y Miriam. Hermano de Erika y René,  padre soltero de Nicolle. Bachiller del Instituto Técnico Industrial. Ingeniero Mecánico egresado de la Universidad del Atlantico, Empleado de Bavaria, emprendedor de Fuxión quien a sus 29 años, en una desafortunada tarde soleada del 12 de enero del 2017 dejó su vida al ser embestido por un bus que se dio a la fuga y quien al caer fue arrollado por un camión mientras conducía en la vía circunvalar de esta ciudad. Eso, señores de periodistas, es más que un motociclista.

http://www.elheraldo.co/judicial/motociclista-muere-en-la-circunvalar-tras-ser-arrollado-por-un-camion-319102

miércoles, 11 de enero de 2017

Hoy cumple mi galan

Hoy cumple mi galán. Mi primer amor.

El que me bañaba medio dormida cuando era pequeña para ir al colegio El que sacrificaba sus domingos para llevarme a una estación de radio, el que se incorporo a las filas de los scout solo para tenerme cerca en los campamentos. El que nos llevo cada dia durante 11 años al colegio, contra nuestra voluntad de querernos irnos en bus, solo para tener conversaciones mañaneras y poder entender que pasaba por nuestras cabezas, con solo oirnos hablar entre nosotras. 

El  que se atravesaba media ciudad al almuerzo solo para hacernos sentir acompañadas, el que no me dejaba ir sino a una fiesta por mes en epoca de quinceañeros porque era mucha fiesta para una niña de bien, el que me dio llaves de casa despues que le saque copias a espaldas suyas, el que me abria la puerta despues de una noche de rumba, el que nunca dijo que no le gustaban mis novios, porque yo sola debia darme cuenta, el responsable de afeitar al que seria mi esposo porque era muy viejo para mi, y con la barba se veía el doble de edad. El que me ha sostenido cuando ya las fuerzas no me alcanzan... el que esta alli en todas las condiciones de mi vida... el que me da consejo sin pedirlo y no para hasta asegurarse que lo haya escuchado y comprendido.

Hoy cumple el amor de mi vida. Mi padre Jaime Cruz Gonzalez. Hijo de Basilio y Amalia, hermano de  Basilio, Irma, Isabel Cruz Gonzalez, Idaly, Ines, Iris, GLoria, Jose, Juan, Jose Luis,  nacido en Chaparral Tolima pero criado en  San Martín Meta; hijo del llano, con historias sin fin, experto en Cien años de Soledad, la única obra que según él, escribió el Nobel. Conocedor de mil temas y un delicioso conversador de noches eternas. Disciplinado al extremo, negociante desde siempre, excelente hijo, hermano, esposo, padre de 3 mujeres, abuelo de 5 hombres y una niña. Tio alcahuete de sus sobrinos. Trabajador incansable. Pesimo cantante, tomador de tinto bueno, fan de Cantinflas, el Chavo, El chompiras, Chespirito y Pedro Infante. 

Ese es mi padre, el que hoy nos premia con su presencia. Amen por ti padre,
.

La mesa de Ping Pong

Eran mediados de los ochentas, y en casa había una adolescente y 2 pre adolescentes, como les llaman ahora. Siempre he dicho que el Niño Dios era un poco arbitrario en casa porque traía lo que le venía en gana y no lo que pedíamos. Así que, cada 24 de diciembre, vivíamos con la expectativa de qué ocurrencia se traía entre manos este poco convencional Niño Dios. Aquella navidad, creo que del 84 u 85, no fue la excepción. El regalo fue comunitario y ademas aparatoso: Una mesa de Ping-Pong.

Nuestra casa en la Cra 66 75 46 era una casa grande. Bastante  cómoda a decir verdad. Tenía 4 cuartos, dos baños, un enorme patio y una terraza que mi padre colonizó para su hamaca. Ese lugar era infranqueable. De 1 a 1:45 p.m de lunes a viernes y los fines de semana sin horario estipulado, la terraza le pertenecía. Era su lugar de la siesta, la misma que le he visto hacer los últimos 44 años de mi vida. Y también el lugar de las juntas familiares, finales de fútbol almuerzos de domingo. Y fungía como sala de estudio, en algunos casos. Pues bien, allí fue donde terminó la dichosa mesa de ping pong. No sabíamos que hacer con eso. Por Dios Santo!!! Eramos 3 mujeres entrando en la era del glamour, la moda, los peinados y los chicos. Y mi padre nos regalaba una cosa tan... deportiva, tan masculina. Pues bien, nos figuró armar y desarmar la mesa en el garaje hasta que decidió que su lugar era la terraza de la casa. No recuerdo cómo, pero de algún modo en las noches que siguieron, a casa comenzaron a llegar compañeros de colegio de mi hermana, nuestros, amigos de la cuadra y una cantidad inusual de personajes,  todos al tiempo, para jugar en la famosa mesa de ping pong. Terminábamos en la madrugada, sudados, exhaustos, felices. De la nada armábamos torneos: hombres con mujeres, hombres con hombres, mujeres contra mujeres, hombres con viejos. Hacíamos dobles. Eran noches enteras desde las 7 p.m. hasta que alguien decía "Vámonos que es tarde". Terminábamos cansados, en el suelo, como borrachos luego de una noche de parranda. No recuerdo cuanto tiempo duró la fiebre. Cuando se es pequeña las cosas a veces duran menos de lo que una se imagina.  La mesa poco a poco fue usada menos, tal vez cambiada por otro hobbie, que se yo. Finalmente, un día se desbarató, como todo lo que se ahora se hace y fue botada en la basura. 

A finales del año pasado, ese que se fue hace 11 días, estuve en un almacén y vi una mesa de ping pong que estaban vendiendo. Fue como un baldado de recuerdos, todos encima y recordé esa historia. 35 años después, tal vez, vine a comprender los malabares que hicieron mis padres por mantener el equilibrio entre la vida social de sus hijas, sus tesoros preciosos, y la seguridad de sus vidas. Mi casa se convirtió, en aquella temporada en un Club social de chicos y chicas entrando y saliendo alrededor de un tema en común, la mesa de ping-pong.

Soy Pamela Cruz, escribiendo hoy 11 de enero del 2017, cuando mi padre cumple años, recordando una vez más su generosidad profunda y amor incondicional, representada en esos actos que no se muestran con sus esquivos abrazos pero si se demuestran con detalles de esos, tan suyos, tan aparentemente exóticos y carentes de sentido, como la mesa de ping-pong. 

Feliz Cumpleaños, Jaime. Eres mi regalo perfecto en la vida!!! 




domingo, 8 de enero de 2017

Sobre la masacre de Charlie HEbdo

Me duele el asesinato de niños, porque matan el futuro, me duele el asesinato de un toro porque se devela la salvaje naturaleza de sus manos aniquiladoras por placer, me duele el asesinato de viejos porque matan la experiencia y la indefencion. Me duele el asesinato de periodistas, de activistas, de denunciantes porque apagan los ojos de la consciencia del mundo. Me duele el asesinato de arboles porque matan poco a poco los generadores de oxigeno que respiramos.

Me duele igual la muerte de uno o de mil. Me duele igual si fueron a la camara de gas o si fueron ultimados uno a uno. La sensacion de vacio en el estomago es la misma. La rabia y la impotencia es la misma. El desconsuelo, la indefencion es igual. 

Que nadie se atreva a sopesar nuestros muertos de la guerra con los muertos del diario en Paris.... Una barbarie es una barbarie.  :(

El palo de Naranjo

Lo bueno de los paseos de finca es la capacidad relativa de desconexión. Hoy, mientras pelaba un mango, mi suegra recordaba sus días de finquera y me contó una historia.

"Cuando yo tenía la finca había muchos naranjos", comenzó. Si uno los cuida, un naranjo puede dar hasta 600 naranjas por cosecha". Nunca he visto más de 20 en los modestos naranjos que han rodeado mi vida, pensé. "Yo los cuidaba mucho. Tanto que traía un señor desde Medellín para que los podara. Sin embargo, había un palo, que por más que lo abonaba, regaba y podaba, nunca había parido. Lo cuidaba y el caprichoso árbol, simplemente no daba fruto. Un día, recorriendo el sembrado con el capataz le dije, "compadre, si en 15 días este árbol no saca flores, me lo corta". La espada de Damocles, había sido sido declarada sobre el palo.

Unos días después, mi suegra llegó a la finca  y cuál sería su sorpresa cuando el capataz le mostró el árbol  sentenciado,  completamente florecido. Complacida esperó la cosecha, cargada de enormes naranjos dulces. Una vez terminó de parir, el árbol se secó pocos días despues y murió.

En la vida cualquiera de los caminos que tomes te lleva a la misma parte: La muerte. La diferencia entre ellos es una existencia corta o larga y carente de sentido, como había sido la de ese arbolito que no daba fruto, o memorable al extremo, como cuando se exigió lo máximo de si mismo, dio sus frutos y finalmente murió, quedando su recuerdo intacto en la memoria de quienes lo vieron parir,  dejar su fruto y después, pasar a la historia.

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 8 de enero 2017 sobre los ejemplos de la naturaleza para una vida con sentido.

viernes, 6 de enero de 2017

Tolerancia y Autocontrol

Hace exactamente un mes no escribía nada. Sentí que debía replantearme cosas, la musa pidió descanso y simplemente se fue una noche por la ventana; y a veces, estos días, ha hecho un intento por entrar.

Mucho se ha escrito sobre el autocontrol y la contención. He leído sobre personas que han sido victimas de alguien que no lo ejerció o que simplemente respondió ante un insulto de una forma para nada civilizada. Siempre me he preguntado como reaccionaría ante una circunstancia extrema. Ante una amenaza, una provocación o una sensacion de peligro. Fuimos educados para vivir sin atender el minuto a minuto. Acostumbrada a vivir sin una atencion plena, creería que, en circunstancias extremas, mi cuerpo simplemente reaccionaría sin medir el alcance, sin darle tiempo al cerebro a pensar. Pues bien hoy fue el día donde pude vivirlo en carne propia. Y la sensación, mientras escribo esta nota, aún me pone los pelos de punta.

Considerandome excelente conductora, detesto ir por la vía esquivando a los que no usan las direccionales, cruzan al lado contrario que indican y viven de trastada en trastada por la calle. Hoy iba con mi esposo al trabajo. De repente, el carro enfrente frena en seco y a punto de estrellarme freno a pocos metros del mismo. Mi impulso luego de retomar el camino, al pasar por su lado, fue espetarle un sonoro "Idiota", y seguir mi camino. Mi sorpresa fue mayúscula cuando de repente la camioneta perlada se nos viene encima en pique; mi reacción fue acelerar más que ella, para no dejarme bloquear. Confio mucho en mi carrito pero esa carrera estaba perdida. Efectivamente, la camioneta me rebasó y bloqueó el camino. Un hombre joven, de unos 30 años se bajó, manos en la cintura y actitud desafiante. Caminó hacia el lado del conductor y cuando se dio cuenta que era mujer, se fue al lado del copiloto. Su actitud era arrogante, miraba como si nos pidiera bajar del carro. Caminó hacia nosotros y yo alcancé a retroceder un poco.  Se quedó mirándonos fijamente, lo que para mi fueron largos minutos, pero que en realidad fueron como 40 segundos. Dije que llamaría a la policía y acto seguido el hombre se regresó a su camioneta, hizo como si fuera a sacar algo, se montó en ella y comenzó a moverse, lentamente. Seguimos grabandolo por unos 40 segundos más, hasta que desapareció de la calle, dejándonos exahustos, asustados y en mi caso, profundamente avergonzada.

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy viernes 4 de enero 2017, reflexionando sobre la importancia de la atencion profunda de nuestros actos y  recordando que existen peliculas como Relatos Salvajes, que pueden volverse realidad cuando uno menos lo espera.

PD. Hay un video. Creado a partir del instinto de supervivencia y grabado sin pensar. Cierren los ojos. Su camiseta era roja tenía una gorra. Su cara, pudo haber sido la de cualquiera.