Esta soy yo.


"Un montón de letras que formaron un diario cuando aquellos libritos alguna vez se usaron. Una carpeta repleta archivos guardados en un rincón de computador esperando un lugar expuesto al mundo. Un espacio donde dejar al aire las palabras atrapadas en una mente en constante ebullición. Muchos temas un solo espiritu, el mio."

martes, 31 de diciembre de 2019

Gratitud y Aceptación: Dos grandes lecciones

Hace mucho tiempo que no escribo y no los invado con mis letras. Casi que hice un voto de silencio, hace poco mas de un año, cuando desistí de seguir inundando el mundo virtual con los pensamientos plasmados en torpes palabras atropelladas por mi cabeza.

Decidí en cambio, dedicar mis esfuerzos a mi familia, mis amigos y mi trabajo. Pasar de agache por la realidad nacional que me atormenta. Leer el periódico local sin gafas. Para no entender bien las malas noticias y ponérmelas cuando encontraba algo que me alegrara el alma. Decidí publicar menos y vivir más. Disfrutar de los pequeños instantes de contacto cara a cara en una sociedad inmersa en el mundo virtual. Ese mundo que sirve ahora para que me lean hoy a 12 horas de terminar la segunda década del milenio.

Me hicieron falta mis letras. Ese brote de locura que me invadía en los lugares menos esperados y me obligaba a escribir frenéticamente hasta terminar. Pensar y opinar, se convirtieron en un ejercicio intimo y personal. Finalmente, a pocos les importa si no estas de acuerdo con el presidente actual y las locuras de su gobierno, o con el despilfarro que se ven a nivel local cuando todos estamos felices (yo incluida) por ver una cara distinta de esta ciudad, catalogada como el milagro del año.

Nací con el chip contestatario de quien dice lo que piensa, y se frustra cuando otros no ven lo mismo que yo. Este año me sirvió para entender que a todos nos dotaron de nuestro caleidoscopio propio. Vemos el mundo como queremos verlo. Como lo sentimos más vivible, más tolerable. Como nos hace feliz. A veces, algunos se resignan a acomodarse al entorno que les tocó. O luchan para salir a un mundo menos doloroso. Para mi, significa claudicación. Me costó mucho entender que no valen menos por eso. Cansarse de soñar también es una opción. Aceptar ha sido mi lección del año. Ha sido una lección muy dura de aprender. Cada uno de nosotros vino a este mundo a vivir su propia evolución. Y en medio de esa titánica labor, terminamos ayudándonos mutuamente en nuestras propias misiones. En este año, encontré las coincidencias que terminé llamando Diosidencias. Esas, donde encuentras la perfecta sincronía del cosmos actuando para nosotros. A veces alcanzo a vislumbrarlas claramente. Y me dan ganas de llorar. En otras, no estuve tan atenta para ver la maravilla obra Divina actuando para que nosotros lográramos nuestro propósito.

Hoy, a 12 horas de terminar los primeros 20 años del nuevo milenio, estoy agradecida porque estar  aún, contando el cuento. Doy gracias por mi familia, mi gran bendición. Con los retos de cada uno. Con los aprendizajes que nos debemos. Con las lecciones que tenemos que repetir y que la vida nos obliga a aprender. Ellos son mi mundo. Mi motor mi razón de ser. Mi padres: Mi faro y estandarte de vida. Allí, juntos como el equipo que son, están en el privilegiado lugar que alcanzan los que han podido absorber fervientemente cada gota de sabiduría que traen los años. Doy gracias por TODOS mis amigos, por todo el amor y cariño que disfruto y también por los que  se fueron en estos 20 años. Me honraron con su amistad. Aprendí a apreciar nuestro breve paso por esta tierra. Doy gracias por las vidas que llegaron. Por todos los sobrinos que engalanaron mi vida en estas dos décadas con sus risas, con sus historias. Con sus ocurrencias. Ellos, los niños, me hacen ver el mundo distinto. Me hacen reír, Me hacen sentir que vale la pena seguir creyendo en este gigantesco tejido de vidas que habitamos en este planeta. Doy gracias por todas las personas que confiaron en nuestro equipo de LAE para cumplir sus sueños de estudio. Conocerlos visualizar su sueño, apoyar su proceso con ellos, ha sido una bendición enorme. Aprendí más de ellos que ellos de mí..

Mis propósitos del 2020 son el siguiente paso en el libro nuevo que se escribe a partir de mañana. Son míos. Constituyen una combinación de persistencia, aceptación y desafío. Escribir es un ejercicio de sanidad mental. Lejos de cualquiera resultado, constituye en un bálsamo para liberar mis pensamientos, mis ideales, mis sentimientos. Hacer que los dedos nuevamente se conecten con este cerebro lleno de ideas, y reflexiones, será un verdadero reto 2020.

El gran ausente es el Sr. Snoopy. Ese elegante ser de 4 patas que se fue un día sin que nosotros pudiéramos decirle adiós. El vacío es enorme, porque su reposada presencia nos daba paz en los días agitados de nuestra vida. En contra prestación, el universo nos regalo a una loca peluda que nos pone de cabeza cada uno de nuestros días. Pero que es la demostración perfecta del Amor y de la Aceptación sin Condiciones. Algo tan difícil de aprender para mi en esta década.

Soy Pamela Cruz, apenada aprendiz de escritora, escribiendo hoy 31 de diciembre en mi escritorio, disfrutando del ruido y los gritos de mi hijo y mi esposo que despiden la década jugando como niños en la consola, quienes convirtieron sus voces en la anhelada inspiración que desee durante un año entero.