Esta soy yo.


"Un montón de letras que formaron un diario cuando aquellos libritos alguna vez se usaron. Una carpeta repleta archivos guardados en un rincón de computador esperando un lugar expuesto al mundo. Un espacio donde dejar al aire las palabras atrapadas en una mente en constante ebullición. Muchos temas un solo espiritu, el mio."

miércoles, 29 de julio de 2020

Mi dolor de garganta

Tengo un dolor de garganta que no se me quita. Aunque mis pruebas de COVID ya dieron negativas y tengo los anhelados anticuerpos, la irritación de garganta persiste. Una tos pendeja, imagino, secuela del impredecible bicho que inundó mi vida y me trastornó por largos días con sus noches. Ayer, una persona me recordó algo que había leído sobre ese malestar fastidioso: Un atragantamiento de palabras. Algo que tienes que decir y no has dicho, algún secreto o algo que te carcome por dentro y aún no expresas. Pues bien, creo que mi dolor de garganta tiene su origen en las tantas palabras represadas durante 40 días con sus noches, en lo que llamo Mi Diluvio Personal. Días y noches repletos de un miedo que no había sentido nunca, llenas de llanto, de ese llanto impotente que solo tienes cuando te encuentras  totalmente a la deriva. Hoy descubrí que las palabras se agolpan en mi cabeza y solo pueden salir  escribiéndolas. 

Necesito la catarsis que me ofrece la escritura. Necesito dar testimonio de lo que muchos callan y pocos hablan. De la angustia pero también de la esperanza. De la tormenta pero también de la calma. Del infortunio pero también de la fortuna. De la escasez y de la abundancia. De amor de Dios, que todo lo puede, que todo lo da. De la misericordia, y de la compasión. De la oración. De la Fe. De la amistad. De los milagros. Benditos milagros. Esos que vivimos día a día, manifestados en las cosas más sencillas pero más increíbles, y que han sido largamente menospreciados y dados por descontado. 

Soy Pamela Cruz, escribiendo hoy 28 de julio, en una noche tranquila, viendo a mi esposo mi hijo y mi perra dormir juntos en mi cama, sin espacio para mi, y feliz, en una escena que hoy me parece maravillosa, milagrosa, privilegiada, mientras comienzo a organizar, desde el embrollo de mi cabeza hasta el teclado de mi computador, la mejor forma de convertir todo lo vivido en un testimonio de lo que hizo Dios en mi vida, durante mi Diluvio Personal. 

lunes, 13 de julio de 2020

¡Y ellos me sostuvieron!

"La vida es una serie de cosas que suceden mientras tu planeas vivirla"

Llevo una semana tratando de escribir una palabra. Y aún no sé si lo lograré. Trato de contar mi testimonio de la única forma que sé: Escribiendo. Los pensamientos se agolpan salvajemente en mi cabeza. Uno tras otro. Recuerdos burdos de un caos que comenzó a gestarse desde el 17 de junio y que aún estoy tratando de recomponer.

Mientras escribo esto, mi esposo aún está en la clínica. Hoy lo vi. Estaba lleno de tubos pero ya no estaban adentro de el. Solo lo rodeaban, hice de cuenta que eran su armadura. Un enfermero llamado José, me llama cada día y alegremente me pone la cámara para verlo e intentar hablar a través de una mascarilla. Como llegué a este día? No lo sé. Sólo recuerdo que un día estaba trabajando frenéticamente en busca de algo de normalidad en medio de una pandemia que parece no tener fin, y de repente, mi vida terminó literalmente de cabeza.

Todos saben que pasó con mi esposo. Durante 14 días luchó con uñas y dientes contra el COVID en una UCI. Ya comenzó una lenta recuperación en hospitalización. Pero, que ha pasado durante estos interminables días en mi vida? 

La montaña rusa de emociones mas grande del universo. Cuando supe que mi esposo se debatía entre la vida y la muerte, hice lo único que se me ocurrió en ese momento. Llamar a los que están más cerca de Dios que yo. Uno de mis amigos, que es Pastor, en el que confío y quiero con ese amor que solo da el haber compartido salón durante los años del colegio, me dijo que le pidiera al Señor: "Pide Pamela, y El te escucha". Yo, era incapaz de pedir. Me daba vergüenza. Tanto tiempo alejada de la iglesia. De cualquiera, católica, presbiteriana, cualquiera. Acostumbrada a una oración corta en la hora de la cena y una de protección de noche, casi que por instinto antes de dormir, me parecía el colmo del descaro, venir a pedirle a Dios que me ayudara, justo ahora, cuando tenía problemas. Para rematar, mi amigo, me pedía Fe. Dios mio! Dos letras y un significado que ni siquiera me cabía en la cabeza. Pero, cómo hago para tener fe si ni siquiera sé cómo encontrarla? Cómo, en medio del caos, me decían que pidiera y además con fe? A un Dios a quien yo no he atendido como se debe en muchos años? Por donde empezar? 

Y entonces él me dijo, "Mientras tu construyes tu fe, nosotros te sostendremos!" Nosotros? Quienes? fueron las únicas preguntas que pude hacer en ese momento. 

En esos días en los que lloraba incansablemente, En los que me quedaba dormida con ropa, tirada en un sofá porque no quería dormir sin mi esposo en una cama infinitamente grande sin él, cómo se construye la fe? 

Tener fe en medio de una crisis es como querer aprender a nadar en medio de un hundimiento de barco. Soy una mujer de ciencia, de números, de evidencia, de ensayos de laboratorio. Las plegarias se me hacían incomprensibles. Cómo orar fervientemente si la mitad de lo que decía no lo entendía? Me vi obligada a buscar en el diccionario palabras como Misericordia, Gozo, Fe. Así comenzó mi semestre en una universidad que no busqué, para aprender de Fe y por medio de ella conocer a Dios. A tropezones, con humildad absoluta y vergüenza, en prácticamente días, he ido aprendiendo todo, casi desde cero. Y mientras tanto, ellos, una comunidad de creyentes, de infinidad de partes en el mundo, me han sostenido durante estas interminables horas, de unos días que no parecen tener fin.

Soy Pamela Cruz, escribiendo hoy 12 de julio, a 5 días de completar un mes recorriendo un pedregoso camino que me ha llevado por sendas hasta ahora desconocidas para mi, de la mano del Único que ha podido mantenerme cuerda, El, y sostenida por muchos que ya le conocen y tienen claro Su enorme poder.