Esta soy yo.


"Un montón de letras que formaron un diario cuando aquellos libritos alguna vez se usaron. Una carpeta repleta archivos guardados en un rincón de computador esperando un lugar expuesto al mundo. Un espacio donde dejar al aire las palabras atrapadas en una mente en constante ebullición. Muchos temas un solo espiritu, el mio."

viernes, 21 de agosto de 2015

El toque de un Angel


En los años noventas, cuando la oferta de televisión era mas bien escasa, hubo una serie que con el tiempo, se convirtió en icono : "El Toque de un Ángel". La historia giraba alrededor de Mónica, un ángel con amigos ángeles que recibía misiones celestiales semanales para ayudar a alguien a enderezar su camino. Recuerdo que yo fantaseaba con la idea de tener un ángel rondándome por ahí cuando tenia mi vida sentimental en crisis absoluta. Nunca se me apareció ninguno, bueno si, en España, pero eso es otra historia que ya conté unos cuantos post atrás.

Amo viajar, pero odio el preámbulo. Odio el web checking y no encontrar ventana adelante pero sobre todo, odio empacar. Doy vueltas como una loca alrededor de la maleta viendo que llevo y que no y así puedo pasar una noche entera hasta que, bien entrada la madrugada, se me ilumina el cerebro en algo tan básico como esto y logro acomodar todo de forma que no se me quede nada. Hoy particularmente, ni hice la maleta la noche anterior, ni había terminado mis pendientes para el día. Olvidé entregar el dinero de los pagos de servicios a mi esposo y cuando menos me esperé, estaba en marcha hacia el aeropuerto con varios billetes que no debía tener encima, en estos días de tanta inseguridad en Barranquilla. No llamé un taxi, como siempre hago. Tomé uno a la salida de la oficina. El primero que paró lo rechacé porque desconfié del taxista. El segundo lo tomé con toda la confianza, antes de recordar que tenía encima aquellos papeles que dicen llamarse dinero. Muy atenta al camino, el taxi se detuvo frente a un edificio que no había visto en años. Allí vivió una profesora amada por los que fuimos sus alumnos de primero elemental y que murió cuando estábamos en ese año, o en el siguiente, no lo recuerdo ahora. Saqué mi celular, tomé la foto y la publiqué en Instagram, acompañando la imagen de mis recuerdos sobre ella. Quede anclada en un recuerdo, hace 36 años. De pronto, levanto la cara, y para mi sorpresa, Yo no tenia idea por donde iba. La desubicación fue absoluta. Tengo tantos tomando la circunvalar para el aeropuerto que el camino no me era familiar. Mi primer instinto fue decirle al taxista: "Señor, usted por donde me lleva?". El me respondió con un "por el Barrio San Isidro Señora". Y 5 segundos después, viendo la nomenclatura de una casa, me ubiqué. 25 con 53 (Barrio San Isidro). Viró a la izquierda, paso la Murillo y luego derecho hasta la 30 rumbo al aeropuerto. 

Desde la 30 con 25 hasta la entrada del Ernesto Cortissoz, recibí del taxista un sermón que duró aproximadamente 20 minutos, contando las veces que se callaba para tomar aire. entre otras cosas, me dijo " Yo solo la estaba observando. Pasamos por el Cementerio Calan Cala. Pasamos por el Sofia camargo," -y por no se donde mas)- "y usted no despegó la vista de ese celular. Yo, que soy un hombre bueno, pero que tal que le hubiera tocado un taxista de esos que hay por ahí. Ahora mismo estaría siendo atracada". También me contó que hace menos de un mes le hizo un servicio a una adolescente y durante todo el camino, ella hizo lo mismo que yo. Eran las 8 pm, el hombre llegó al destino, que resulto ser un parque donde se encontraría con su novio, y alrededor todo estaba oscuro. Estacionó el carro y esperó por 5 minutos. La chica seguía pegada al celular y no levantó la cabeza hasta que el taxista le dijo, "Señorita hace 5 minutos llegamos". La niña miró aterrada la oscuridad que los circundaba y arrancó a llorar. "Señor, señor, no me haga nada", le gritaba. Sobra decir, que el taxista, al igual que a mi, le dio su respectivo sermón antes de constatar que su novio, efectivamente estaba esperándola.


Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 21 de agosto del 2015 desde mi hotel en Bogotá, luego de haber solucionado el asunto del dinero y recordando que hoy, mientras tomaba la foto del edificio donde vivió y murió mi querida profesora llamada Angelina Martinez de Fernandez, tuve un encuentro causistico con un Ángel, llamado Carlos, que me abrió los ojos ante el mayor peligro que nos ronda hoy día a todos, adultos y jóvenes: la distracción descarada frente a los hechos mas simples de la vida. Hoy entendí que un descuido, como el estúpido descuido de hoy, con alguien distinto al volante, hubiera podido tener un final mas diferente al sermón recibido de este, mi Ángel sin alas.



sábado, 15 de agosto de 2015

Love Reloaded

Estoy a 3 horas de cumplir un record según las estadística: llegar a18 años de casada.
Hace 18 años a esta hora, paseaba por mi casa por última vez, en toalla, con liguero, corsé, y medias blancas, contemplando por última vez mi vida de soltera y de hija de mis papás, pensando en mi Happy Ending y las perdices que comeriamos, según todas las historias con final feliz. Han pasado18 años o 216 meses o  6480 dias o 155520 horas vividas al lado del hombre me dio su infinita muestra de amor el día que me dijo "sí, acepto" luego de esperarme durante 40 minutos en una iglesia llena de gente. Y, aunque aún no llego a los años de mis padres o a los de algunos de mis amigos, ya 18 le confieren a una alguito de autoridad para hablar del tema.
A uno no le dicen que pasa después de la semana de luna de miel; simplemente creemos que nos convertiremos en un matrimonio como el que vimos de cerca. En mi caso, el de mis padres. Pero nadie nos dice como se llega a ser uno así. Nadie dijo como es que se arman acuerdos, como por ejemplo, para escoger el lado de la cama (hasta mis 25 a mi que me importaba el lado de la cama, si la tenia para mi solita). O quien lavaba los platos y quien cocinaba o quien administraría el dinero del hogar, o que tipo de carro escoger, donde vivir, cuantos hijos tener, en que colegio estudiar, donde pasar vacaciones, a que lugar ir para celebrar los 18 años de casada.
Estar casado consiste en un transitar conjunto en un camino acordado por ambos cediendo espacios mutuos, esperando al otro cuando esta cansado, animandolo cuando cree que ya no puede mas, presionando para devolver la fe perdida, o simplemente orando para encontrar el camino que ya no se encuentra. Estar casado consiste en reir por tonterias compartidas, en amar espacios intimos, en dejarte sola escribiendo un post sin resentirte por ello, en entender que son caminos conjuntos pero metas individuales. Que son anhelos compartidos pero misiones personales. Que son compañía aún cuando los silencios cómodos invadan una tarde de domingo. Estar casados consiste en sentir esa mano grande y fuerte sosteniendote cuando crees q todo esta perdido. En tener orejas y escuchar monólogos interminables que desahogan espiritus alborotados. En poder sentir, en la mitad de una tormenta terrible, que en medio de los truenos, en medio de los rayos, allí en el fondo esta presente el amor que se asoma y te permite tener fé en el sol que alumbrará el resto de tu vida juntos.
Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 16 de agosto 2015, el único post de este día mientras mi esposo espera paciente que yo termine sentado en un balcon viendo el  hermoso paisaje samario de montañas y de mar, en una celebracion intima y de amor recargado desde la Sierra Nevada.

lunes, 3 de agosto de 2015

Superando miedos

Una de mis grandes pasiones es viajar. Cuando trabajaba en Carulla Vivero, de las cosas que mas me encantaba era montarme en un avión, sentir la energía del despegue y surcar los cielos cada 40 días. Amaba mi trabajo y una de las razones era vivir montada en un pájaro metalico. Mi aerolinea preferida desde entonces era Copa, y no es publicidad. A fuerza de vernos cada mes y medio, las niñas del counter sabían cuando llegaban "las mujeres de Vivero". Nos consentian y nos dabam millas que nunca usé, por tonta. Jamás supe que los dos momentos que más gozaba, el despegue y el aterrizaje, eran los más peligrosos en un vuelo. Tampoco contemplé jamás que mi hijo se quedara sin madre, a mis 34 años viajando en uno de los medios más seguros del mundo. Ni siquiera la legendaria historia del susto que pasó media compañia cuando viajaba de Bogotá a Barranquilla y el avión entro en una turbulencia tal que todos pensaron que sería su ultimo viaje en la tierra, me afectaba. Yo amaba mis dos momentos especiales y luego dormía o hablaba todo el camino con mi amiga  Piedad, mi compañera regular de viajes.

Fue mucho después, trabajando en la Universidad y durante un viaje a Bogotá que se me apareció el coco del viajero. Una turbulencia de tal magnitud que removió los recuerdos mas profundos de mi vida. Todos en el avión nos sumimos  en un solemne silencio mientras el avión se movía, subía y bajaba violentamente. Seguia en silencio mientras la señora de enfrente oraba el padre nuestro una y otra vez, como en replay. Yo, con los ojos cerrados y aferrada a la silla, recordaba a mi hijo, el dia de su nacimiento, el poco tiempo que pasaba con él y todo el arrepentimiento de sentir que abandonaría a mi hijo pequeño en ese preciso instante. Fueron los segundos mas largos de mi vida. Y si antes de alli no entendí el concepto de tiempo relativo de Einstein, allí me quedo totalmente claro. Sobra decir que sobreviví al espanto y como daño colateral, me quedé con un terrible temor a volar.

Despues de esa vez tan pavorosa, me ha tocado usar una técnica aprendida con mi amiga Claudia -coach de profesión- y que consiste en imaginarme que ingreso dentro de una nube y que La Mano Poderosa del quien Me Cuida dirige el plan de navegación. Es como entrar al castillo de Harry Potter con las gafas de realidad 3D que te muestra q vas volando cuando la realidad es que estas en un agujero negro que te lleva durante dos minutos por sensaciones extremas.

Cada que me monto en un avión no puedo evitar recordar ese momento horroroso de mi vida. Al igual, tambien reuno la fuerza necesaria para descansar el vuelo en el Capitán Supremo del mismo y renuevo aquello que llaman fé para llegar sana y salva a mi destino. Mientras tanto, El me regala momentos como el que pude disfrutar hoy, un atardecer de altura, un regalo supremo, insuperable, majestuoso, recompensa por poner mi cuerpecito y el de mi familia en Sus Manos. La vida es así, un avión que puede llevarte por rutas tortuosas de vez en cuando o regalarte paisajes como el que les comparto hoy, que renuevan eso de lo que todos pedimos, así sea en una dosis como la de un granito de mostaza.

Soy Pamela Cruz escribiendo mientras preparamos nuestros puestos proximos a aterrizar en uno de los viajes que seguire teniendo mientras aprendo a superar mis miedos. 

Amor de Hermanos

Se terminaron mis vacaciones y como siempre, antes de un vuelo, el insomnio se instala al lado de mi cama y simplemente me acompaña en una larga noche en silencio. Ya se volvió costumbre y no me resisto ante lo natural que resulta esta noche de desvelo. Mi mente repasa lentamente cada uno de los días vividos de estas vacaciones.

Estoy con mis dos sobrinos en Miami. He disfrutado en exclusiva 3 días de ellos. Los regaño como me regañaban mis tíos o mis padres cuando los veo pelear. O jugar al mejor estilo de los hermanos. Ayer estuve con mis amigos y mi familia en el cumpleaños de mi hijo. Yo con hijo único, no he lidiado hermanos y solo veo los toros desde una cómoda barrera. Mientras conversaba con mis amigos, veía con deleite como mis dos sobrinos - hijos de mi cuñada- se demostraban su afecto dándose puños porque se comían la comida del otro, porque no se dejaban en paz, porque, porque no tenían nada que hacer y querían joder la vida", literalmente hablando. Los hijos de mis amigos, -Lucho y Bernie-, corrían en competencia por la piscina mientras tratábamos de hacer que se mantuvieran quietos como estatuas en una silla. Reclamaban, a sus escasos 5 años, independencia y equidad en los movimientos del hermano con respecto a los suyos. "Por qué él sí puede ir a la piscina y yo no, mamá?" Mi dos sobrinos, hijos de mi hermana se demuestran cariño sacándose la piedra mutuamente. Se halan el pelo, se tiran cosas. "Se remedan" como decía mi abuela. Los hermanos, ponen a prueba la paciencia de los padres, caí en la cuenta ayer.

Hoy, nuevamente tuve la dicha de pasar con sobrinos el día. Mientras veía como se pelaban, reconciliaban, no se hablaban y volvían y repetían el ciclo nuevamente mis dos sobrinos y los de mi esposo, recordé como había sido mi infancia y adolescencia con mis hermanas. Tuvimos esas mismas peleas, nos reconciliábamos, nos dejábamos papelitos, nos escribíamos, nos disculpábamos y nos jurábamos jamás volver a pelear, sólo para descubrir que la tregua no duraba ni 24 horas. Pasamos tantos años como los hermanos que vi en mis vacaciones que estoy segura que estas discusiones son las que fortalecen el carácter y alimentan la resistencia ante los embates de la vida. Si uno puede sobrevivir al bullying de los hermanos y a la bipolaridad amor-odio que se vive día a día en una relación filial, se está preparado para enfrentar al mundo.

Soy Pamela Cruz, escribiendo en mi ultima noche de vacaciones en esta maratónica jornada de escritura, añorando esa época donde nos demostrábamos nuestro cariño cara a cara con algún golpecito suave o algún arañazo sencillo y luego, dejando constancia del desagravio, terminábamos la faena con un papelito lleno de arrepentimiento y de mucho amor de hermanas.

sábado, 1 de agosto de 2015

Uniformes

Dias antes de viajar, mi amigo Diego me hizo un diseño de camisetas para que nos las pusieramos en los parques. Cuando llegué  emocionada con las 4 camisetas por persona en colores distintos, tuve un mitín en casa. Los hombres se me rebelaron al punto en que me tocó usar todas mis argucias femeninas incluyendo el vil y miserable chantaje para que se las pusieran. Todos los días hemos sido la sensación. Nos preguntan quien las hizo, nos felicitan por la idea, han servido para que colombianos nostalgicos de su tierra nos hablen en la fila. Hemos conocidos personas de Armenia, hijos de Barranquilleros, hijos de paisas, amigos del amigo colombiano y todo comienza porque leen la camiseta. Nos llaman por nuestros nombres, nos hacen bromas, es la excusa para entablar una conversacion al punto que finalmente ayer mis hombres reconocieron los útil que habia sido el invento.
He de ser fiel a la verdad, mi único objetivo no era otro sino identificarnos y evitar extravíos en este parque gigante como un mundo. Reconocer a lo lejos la mancha naranja o azul o verde o blanca con el Mickey Mouse supone una preocupacion menos en un viaje a un país extraño. No he sido la única. En el camino conocimos una familia mexicana, la familia Salmán, con 10 miembros, comenzando por el patriarca de la familia supongo yo, por el número de su camiseta y las canas de su cabeza. Me contó que él se sentía más seguro con los números porque así no se les escapaba nadie. En su caso, sus camisetas habían tenido el mismo efecto: eran motivo de conversación con desconocidos en las interminables filas a las que nos sometemos por 5 minutos de adrenalina. Igual a nosotros encontramos excursiones completas de  teenagers en viaje de quinceañeros, o la familia Rivera Mena, o los NN que marchaban en combo, más grandes que el humilde trio que conformamos nosotros, papá mamá e hijo.
Soy Pamela Cruz escribiendo el 30 de julio en este, mi último día de camisetas, sobre las extrañas formas que encontramos las familias y los grupos para identificarnos, destacarnos y protegernos en la inmensidad del mundo que nos rodea. 

Excusas y Encuentros

La vida esta llena de excusas. Nos la pasamos inventando excusas para lograr lo que queremos, para ver a quien deseamos, para evadir lo que no nos gusta. Cuando era pequeña mi hermanita menor evadía las verduras con la excusa de ir al baño por un dolor repentino e inevitable. Yo, en mi época de enamorada, llamaba a la victima de turno con cualquier excusa solo para escuchar su voz. La excusa me salvó mil veces de una tarea, un accidente en la carretera fue una buena excusa cuando llegué tarde a una cita. Las excusas sirven para arreglar un entuerto.

A 48 horas de terminar nuestras vacaciones, nuestro "El paseo 6", y que otro dia revelaré por qué, he reflexionado sobre las excusas que nos condujeron a Disney: Un dolar de $2.000 fue una excusa perfecta para comprar 3 tiquetes hace mas de 6 meses. Un cambio de trabajo fue una excusa perfecta para un viaje que desintoxicara el cuerpo, la mente y el espíritu y lo preparara para lo nuevo que ha de venir. Una buena promocion de hotel fue una excusa perfecta para alojarnos en un Resort Infantil con muchas familias que querían vivir una experiencia Disney. Estar a 45 minutos en carro de la casa de mis compañeros de colegio fue una excusa excelente para una cena, para conocer a sus familias, para compartir una tarde, para recordar buenos tiempos. Los 16 años de mi hijo, cumplidos ayer fueron la excusa perfecta para reunirnos con la familia: la mía, la de mi esposo y con nuestros amigos. Volver a verlos nos causa un enorme placer. Su cumpleaños fue una excusa maravillosa para pasar una tarde en playa, comiendo asado, disfrutando el momento.   Volver a verlos fue una excusa perfecta para recordarnos a nosotros, sin maquillaje, sin adornos. En esencia pura.

Soy Pamela Cruz escribiendo el último día de vacaciones, a 24 hr de emprender el regreso a nuestra vida cotidiana, con las baterias y el espíritu recargado gracias a las excusas que nos permitieron encuentros maravillosos con los seres queridos que alimentan el alma.

Gracias Adela, Maria Victoria, Edwin George, Luis, Bernie, Adriana, Jose, Naty, Danny, Luz K, Ricky, David, Karime.

Gracias Señor

Gracias Señor porque un día como hoy hace 16 años me hiciste madre.

Gracias Señor por todos los años que me diste un buen dormir porque a partir del 1 de agosto, mi sueño tiene una dosis de vigilia permanente.

Gracias Señor porque cuando nació conté 10 dedos de las manos y 10 dedos de los pies.

Gracias Señor porque a pesar de la presión del biberón pude lactar a mi hijo.

Gracias Señor porque me diste un esposo con paciencia infinita que ayudó en las noches de pañales y cólicos sin fin.

Gracias Señor por cada año, por cada reto superado. Por una infancia completa por una adolescencia tranquila, por un hijo centrado en un mundo fuera de sí.

Gracias Señor por el cariño demostrado, por la capacidad de perdón, por todos los abrazos y por los "Te Amo mamá" que me das cada día. 

Gracias Señor porque a pesar de las pataletas siempre Estás adentro mostrando el camino seguro, el camino del bien.

Gracias Señor porque siempre estás en nuestro hogar y porque el poderoso nombre siempre evoca Tu Presencia.

Gracias Señor por nuestro Emanuel "Dios con nosotros".