Esta soy yo.


"Un montón de letras que formaron un diario cuando aquellos libritos alguna vez se usaron. Una carpeta repleta archivos guardados en un rincón de computador esperando un lugar expuesto al mundo. Un espacio donde dejar al aire las palabras atrapadas en una mente en constante ebullición. Muchos temas un solo espiritu, el mio."

viernes, 15 de enero de 2016

PARECER SIN SER

Hace un par de meses, un amigo mio trasladado a otro país visito nuevamente Barranquilla, por trabajo. Mientras hacíamos la revisión del status de cada familia, emocionado me contó lo feliz que se encontraba su hijo con el cambio. Aquí su vida era muy dura. El, rellenito era objeto de burlas. El, dulce y tierno, no encajaba en un estándar de chicos que ya ni saludan, ni abrazan. Allá era feliz. Aprendió a surfear, lo conocieron por dentro y les había gustado lo que habían sentido. Tenía amigos negros, blancos, ricos, pobres, gordos, flacos, y los quería y lo querían igual. Compartían su gusto por el mar. Recordé cuando viví en España. Una vez, agoté mis reservas de ropa y solo quedaron libres, limpias y listas dos cosas: un buzo morado y una falda de colores que no tenía por ninguna parte ese color. Era: o te lo pones o no vas a clases. Me lo puse. Pasé todo el día incomodísima, sintiéndome mal vestida. sin embargo, nadie, ni me hizo caras, ni me miro en el metro, ni en la calle. Todo fue normal. Al final del día, de tapas con una amiga, le conté lo que sentía y ella, que ya había vivido aquí, en "La Colombie", muerta de risa me recordó que en España, a nadie le importa como te vistas sino como te comportas.

Este año muy concentrada en mi trabajo, encontré que a la pobre reina del Carnaval 2016 le hacen matoneo social porque no baila como se espera. A la pobre mujer la tienen agobiada- porque sé que eso debe dolerle, a ella que lo entrega todo cada día- porque baila "envarillao", porque repite pasos, porque no tiene swing. Llegó a mi memoria la historia de una reina de la que no recuerdo su nombre, que era tan, pero tan, tan repelente que la odiaba hasta su chaperona. No dejaba que el Rey Momo de ese año siquiera la rozara porque estaba "muy sudado". Hacia desplantes a diestra y siniestra, si cualquier actividad no cumplía con sus parámetros de exigencias. Ella, parecia pero no era.

En una ciudad en la que importa lo que pareces pero no lo que eres, esta Reina del Carnaval incomoda. Porque esta chica, de la que no me sé ni el nombre, hace lo que siente, lo que la hace feliz, lo que le sale del alma. Y cuando los que  bailan como los dioses, pero por dentro son un alma enferma, triste, aburrida y resentida, ven la felicidad ajena, se llenan de una envidia tal, que solo pueden destilarla tratando de arruinar la felicidad de los demas.


Soy Pamela Cruz escribiendo hoy, 15 de enero del 2016, viernes de reina y de quincena, escribiendo sobre un asunto que no es superfluio en una ciudad donde lo importante es invisible a los ojos.

lunes, 11 de enero de 2016

Ha muerto David Bowie

El mundo esta consternado.  Cáncer. 69 años. El mundo llora. Las redes pasan vídeos y canciones del hombre. Me ha tocado buscar y reproducir canciones para recordarlo. No sé ninguna. Pero cuando las escucho se me hacen conocidas todas. El hombre cantó durante 5 décadas, incluyendo la mía, los 80's y 90's. Yo escuchaba música en español, baladas, y demás. Las canciones de los mechudos o de los rebeldes que no hablaban español, no las tenía en mi repertorio. Apenas hace 5 años, y por obra de mi hijo, comencé a amar a Bon Jovi.

Para estar atenta al tema del día, leo su biografía en Wikipedia, la enciclopedia mas grande del mundo. Cantó con muchos, llenó estadios, influenció generaciones. Comenzó su carrera cuando mi esposo tenia un año. Y se murió apenas ahora. Era omnívoro en los géneros musicales, componía y cantaba de todo. Según lo dice la biografía, confundía a seguidores y discográficas porque su género era diverso y abundante. Apenas 4 días antes de morir salió a la venta su ultimo sencillo. Tocó múltiples instrumentos. No solo era guitarrista ni baterista. Su capacidad incluía saxofón, teclados, sintetizadores, armónica, xilófono, violonchelo, entre otros. 

Gracias por morir a los 69. Me da pena (pesar, tristeza) que haya sido de cáncer y que hayas luchado 18 meses contra la enfermedad, Pero te doy gracias por resistir 69 años en un mundo donde morirse joven es frecuente y normal. Viviste mas que Michael Jackson, que Amy Whitehouse. Viviste mas que Fredd Mercury que murió a los 45, mas que Elvis y que Marilyn. Te moriste viejo joven y con una enfermedad como cualquier mortal. Resististe las drogas, el sida, la moda de suicidios, las depresiones. No te dispararon como a Lennon, ni a Cabral. Te codeaste de los grandes, cantaste con muchos, colaboraste con otros tantos. Gracias por tu música y por morirte apenas ahora. Porque los que te lloran lo harán con nostalgia, no con rabia, ni con frustración, ni con rencor. No pasaran cada año pensando que hubiera sido de ti si no hubieras muerto. Lo harán con tristeza pero con satisfacción. Hay mucho material para volver a escuchar. Estuviste las 5 décadas enteras viviendo tu vida y transformando el estilo para volverte inmortal.

Soy Pamela Cruz, agradeciendo a David Bowie, hoy 11 de enero/16 por una vida larga y productiva. Por  morir viejo y no dejar huérfanos de su música suspirando por obras inconclusas.

Lectores en las garitas

Ayer, por fin terminé una novela de 195 páginas que me había parecido inusualmente lenta, enredada, y sosa, al punto de estar a páginas de dejarla y sentir perdida mi inversión de navidad. Le achacaba la lentitud a la traducción, muy española, siendo el autor, francés. También culpaba al juego de nombres de sus protagonistas, todos comenzando por G. Fueron inculpadas la rutina del protagonista, los lugares que visitaba, grises como él. Mejor dicho, no encontraba acomodo para este pequeño ejemplar. Sin embargo, los ojos saltones de la portada son una súplica a la lectura. No me rendí. Finalmente, comenzó a enredarse la trama, o mejor a desenredarse de tal manera que solo tuve paz, cuando lo terminé, con una sonrisa de oreja a oreja. Y con ganas de más.

La historia trata de un operador de una máquina brutal cuyo único fin es destrozar libros, volverlos pasta y devolverlos a las imprentas convertido en un bulto sin forma. Le llaman la Cosa. Todos le temen a la Cosa, y el protagonista, sólo es una parte cruel de la cadena de producción del libro, el último eslabón, el de la destrucción. Asiste diariamente durante su monótona e intrascendente vida diaria al aniquilamiento masivo de libros no leídos. Como penitencia diaria, lee las únicas y huérfanas paginas que sobreviven a La Cosa, recitándolas en el tren que todos los dia toma al trabajo. Una especie de funeral diario, horna póstuma a esos libros destruidos. Y mientras su vida aburrida existencia sin vaivenes transcurre, de pronto, un solo acontecimiento la cambia para siempre. Recordé entonces ese bellisimo libro que me leí hace un par de años, La Elegancia del Erizo" La historia de esta portera mujer guardiana de las murallas de un decadente edificio burgués en París, a la que nadie saluda, de la que nadie se despide, de la que nadie sabe nada. Hasta que el puro azar hace que ella, un ser gris, embebido en su único pasatiempo, la lectura, conozca a un par de personajes que le cambian la vida, y a la que ella les cambiará la suya.

Hace una semana, justo terminando el año, le di al portero mis felicitaciones cuando salía a mi cena de San Silvestre. Si bien me había fijado en las gafas que estrena hace un par de meses, me llamó la atención la distancia que tenía con respecto a sus ojos. Estaban ubicadas a media nariz, la típica posición de quien es interrumpido mientras lee, para reparar de lejos y atender en la distancia. Ese aire intelectual de mi portero, no lo conocía y le pregunte si estaba leyendo. Me respondió que si. -Y que lees, Rey?, anticipando una respuesta mas o menos parecida a Crucigramas, Sudoku o algo similar. - "Historia, Señora Pamela. - Le gusta la historia, Rey? " Historia, novelas de guerra, todo o que sea acción. Si. Eso me gusta". En un país que cada vez lee menos, encontrarme con mi portero lector, potencial contertulio de libros que no tienen con quien comentarse me ocasionó un enorme placer. Saber que los protagonistas no estan solo en los libros sino abajo en cualquier garita, o en cualquier fábrica de producción reaviva la esperanza de historias escondidas esperando ser contadas. De vidas en apariencia simples, repletas de matices y colores.

Soy Pamela Cruz escribiendo hoy 10 de enero del 2016 sobre los Lectores en las garitas, seres extraordinarios invisibles ante nuestros ojos, ojos que solo ven superficialidades, que solo ven lo evidente.