Esta soy yo.


"Un montón de letras que formaron un diario cuando aquellos libritos alguna vez se usaron. Una carpeta repleta archivos guardados en un rincón de computador esperando un lugar expuesto al mundo. Un espacio donde dejar al aire las palabras atrapadas en una mente en constante ebullición. Muchos temas un solo espiritu, el mio."

domingo, 26 de abril de 2020

Una Crisis de "Verdá Verdá" !


Esta crisis ha sacado lo mejor pero también lo peor de cada uno de nosotros. Algunos de mis amigos me cuentan que parecen leones enjaulados. Mi suegra todos los días se alista para irse y cada día nos toca darle de nuevo el discurso de #quedateencasa. Todos los días me burlo del encierro con los cientos de memes que me llegan al celular y yo, como servicio social responsable, los publico en mi estado del whatsapp para alegrarle el pesado día a quien me tenga grabada en su teléfono. Yo misma he pasado esta cuarentena ocupada hasta el extremo. Es mi forma de huir del encierro. Trabajar y trabajar hasta que llega la noche. No supe que estaba somatizando mi crisis hasta que los dedos, mis brazos y mis hombros literalmente, colapsaron.

Hace unos días una de mis amigas más queridas me invitó a participar de algo llamado Hackaton cuyo slogan era #Hackealacrisis. Es una maratón virtual para generar soluciones rápidas, contrarreloj a un problema previamente definido. Decidí que este 24 y  25 de abril me desaparecería literalmente del trabajo y me metería en el mundo de la Maratón Virtual. Necesitaba un cambio de panorama. Pensar en otra cosa que no fuera la enorme crisis que tenemos los que dependemos de un avión para ejercer nuestro trabajo, y acepté el reto. 

La cosa comenzó así: me llego un correo informando que había sido aceptada. Que descargara un link para conectarme al whatsapp con mi grupo asignado. Que descargara un material y que avisara al publico en general que estaría 2 días trabajando por la crisis de mujeres y niñas en peligro en Latino américa. Conocí a mis compañeras virtuales de Argentina, Ecuador, Los Ángeles y Miami. A las 9 am del viernes y sábado, muy puntuales estábamos escuchando las instrucciones de un montón de voluntarios que fungían de mentores, jurados, instructores y conferencistas. Y comenzamos la maratón. Durante dos días almorcé y merendé literalmente en el computador. Escuche las cifras más absurdas de violencia contra las mujeres y niñas en Latino américa. Escuché el desgarrador testimonio de una de mis compañeras victima de la violencia familiar por mas 20 años. Lastimada y violada por dentro y por fuera, ahora ella misma decía que era una Sobreviviente. Estaba feliz de participar en algo que ayudara otras mujeres en su situación.

En estos dos convulsionados días descubrí lo que es una Crisis de verdá, verdá. Mujeres y niñas maltratadas física, emocional o sexualmente en el seno de su hogar, sin poder escapar. Mujeres que antes podían salir y desahogarse o tratar de pedir ayuda hoy están encerradas con su agresor sin poder decir ni Mú. Yo misma fui testigo hace poco mas de una semana: Una escena surrealista en el edificio de enfrente. Un hombre golpeando terriblemente a una mujer y mientras ella pedía auxilio a quien pudiera escucharla. La impotencia fue completa. Lo único que pudimos hacer fue gritar y llamar a la policía. Y entre los vecinos ejercer presión hasta que el hombre se detuvo y la policía controló la situación.

Veintisiete soluciones salieron de estos dos maravillosos días. Tres equipos ganadores dentro de los cuales no estaba nuestra solución, que dicho sea de paso nos llenó de mucho orgullo. Cinco nuevas amigas con las que nos reímos hasta el cansancio. Una problemática salvaje que tenemos a metros de nuestra vida. Aprendí sobre nuevas formas para resolver un problema, aprendí sobre el significado de la Co creación, El Co working/Co trabajo, el trabajo en equipo virtual, y sobre compartir archivos en Google Drive y a editarlos a diez manos al tiempo. Pero sobre todo, descubrí que esta pandemia no es una crisis. Es una situación que nos tiene a cada uno encerrados en casa, con el reto enorme de crear nuevas formas de ganarnos la vida. La Crisis, La verdadera crisis la viven las miles de mujeres que no tienen como pedir auxilio mientras viven cada eterno día de estos dias mientras duermen, literalmente, con el enemigo en casa.

Soy Pamela Cruz, escribiendo hoy 26 de abril durante el fin de semana de celebracion de Niños y Secretarias en casa, mientras trato de darle una perspectiva diferente a la palabra Crisis, reflexiono sobre la cantidad de casos que existen y que no conocemos y sobre la forma de ayudarlos a que sepan que #noestansol@s . 

PD: Si quieres saber lo que se hizo en estos dos dias visita el cuenta de Youtube de IMPAQTO 

Y si ademas sientes que estás en peligro avísame #noestassola #solidaridad

viernes, 10 de abril de 2020

Soltar


Hace casi 3 años a finales de abril del 2017, comenzaba mi viaje a Australia. Había sido seleccionada para pasar un mes en el país de los canguros visitando ciudades y conociendo algunas de las instituciones con las que tenemos convenio para reclutar estudiantes.

Llevábamos unas 5 interminables horas en el avión del tramo Los Ángeles- Sydney, después de unas 15 horas de vuelo en conexiones y aún nos faltaban 10 más. Siempre digo, cuando asesoro estudiantes, que el viaje es canalla pero el destino lo vale. Lo digo con conocimiento de causa. Estar metida en un vuelo con más de 300 pasajeros, cruzando el Pacifico, sin tierra a la vista, es una experiencia aterradora para una persona, que como yo, quiere tener todo bajo control. Mientras esperaba para ir baño, junto a la puerta de salida, imaginaba mil cosas que podrían pasar estando allí a miles de pies de altura. Entre otras, como se le ocurría al fabricante tener la puerta de salida al lado del baño. Qué tal que a alguien con pánico le diera por abrir la puerta?. Las turbulencias en un vuelo transcontinental son normales, los movimientos, son el pan de cada día en esas horas de avión. La angustia me tenía más atrapada que las circunstancias. Una de las auxiliares de vuelo me trataba de calmar. “Es normal que se mueva en el aire. No se preocupe”. Oraba, cerraba los ojos. Imaginaba mil terribles formas de morir en las alturas. “A eso se reduciría mi existencia?”, Pensaba.!!

Entonces, de alguna manera que aún no recuerdo, decidí, que si algo pasaba, pasaría. Que tendría que soltar esa angustia y ansiedad que me acompañaban. No podía hacer nada. No iba manejando ese enorme, enorme pájaro de acero de 4 secciones y 8 asientos y por lo menos 34 filas. No podía controlar nada fuera de mi. Iba sentada en la silla del medio y para rematar, en la última fila. Imagínense un vuelo de 15 horas en la última fila del avión, con dos enormes personas a tu costado. Detrás de ti solo el baño y el espacio para los alimentos. Solo controlaba mi espacio de enfrente, mi silla y mi cuerpo. Allí decidí que tendría que soltarle el control al piloto y por ende, a Dios. Mentalmente le delegué el control de mi vida, le pedí a Dios que lo guiara en el resto de viaje, también le pedí que me llenara de paz y acto seguido me dispuse a una maratón absurda de películas hasta que llegué a mi destino.

Soltar, amigos, es un acto de Fe. Como cuando flotas en el agua, concentrada en mantener encima del agua. Cuando le pones la vida a un piloto que no conoces y confías que te en lleve a buen puerto, sana y salva. Cuando aprendes a montar en cicla, y tu padre te suelta confiado en que te mantendrás andando. Soltar no es fácil. No ha sido para mí fácil nunca. Es el problema de nosotros los controladores. Pero a veces, la vida nos obliga. La vida nos pone en esa situación imposible donde intentar controlar no sólo duele: lastima, angustia y enferma. Soltar entonces, se convierte en la única opción posible para seguir cuerdos, libres, sanos.

Soy Pamela Cruz, escribiendo hoy 10 de abril del 2020, mientras me tomo un vino exquisito que mi esposo decidió “soltar” para que lo disfrutáramos hoy, reflexionando sobre ese Poder que tenemos nosotros: ese que obtenemos “cuando decidimos aceptarlo”. Soltar lo que no controlamos mientras mantenemos #laFeIntacta