Estoy de vacaciones con mi familia. El destino: Orlando. celebramos los 16 años de mi hijo y qué mejor destino para reducir diferencias entre edades que uno donde todos actuamos como niños.
Universal Park esta inundado de Minions. Esos minúsculos muñequitos con aspecto de cápsula médica que hicieron su primera aparición como extras en la película de "Mi Villano favorito". He tenido que lidiar muchos Gru's en mi vida, por lo que verla en su momento me ayudó a comprender que un niño con una infancia infeliz, es un villano en potencia.
En la nueva pelicula, se cuenta la historia de las cápsulas amarillas desde su origen, osea desde antes de conocer a Gru. Ahora como protagonistas, cuentan su transitar de villano en villano y cómo lo cuidan, le sirven y le acolitan todas las fechorías, hasta que éste perece y buscan uno nuevo.
A mi esposo no le gustó la película. Dice que enseña a los niños que ser malo es divertido; yo, sin embargo, pienso q la pelicula está dirigida a los followers, a aquellos que le dan poder a los villanos. Personajes que no tienen opinión propia, o si la tienen, no tienen la fuerza suficiente, ni la voluntad para contradecirla, solo para servir. Son divertidos, son adorables, son manejables, inclusive tienen un charming que los hace irresistibles, hacen las tonterias necesarias para sobrevivir cómodamente bajo el amparo de quien los cuide.
Ayer, viendo en las calles del Parque de Universal Studios la inundación de camisetas amarillas y los mensajes por doquier invitando a ser un Minion, me preguntaba: Que tendrá de bueno convertirnos en ellos? Aparte de ser divertidos, despreocupados, sin opinión propia y sin lenguaje entendible, que tendrá de bueno ser follower del que grita, del que tiene poder, del villano con charming, si perdemos la capacidad de disernir, de escoger, de pensar, que es lo unico que nos hace libres? será mejor una vida cómoda que ser la amenaza por tener una voz disidente? Por ser un cerebro pensante? Nos pasa en los trabajos, en los colegios, en la politica.
Soy Pamela Cruz escribiendo de los estudios Universal el 30 de julio 2015, reflexionando sobre esos sutiles y peligrosos mensajes que nos envian las peliculas en forma de inofensivos, divertidos y tontos muñequitos sin voluntad propia.