Esta soy yo.


"Un montón de letras que formaron un diario cuando aquellos libritos alguna vez se usaron. Una carpeta repleta archivos guardados en un rincón de computador esperando un lugar expuesto al mundo. Un espacio donde dejar al aire las palabras atrapadas en una mente en constante ebullición. Muchos temas un solo espiritu, el mio."

lunes, 31 de julio de 2017

Inevitable

Mientras pasan las horas, lentas, como cuando era una niña y esperaba desesperada que llegara mi día, para comer mi pudín preferido, recuerdo lo que sentia hace 18 años.

Habíamos descubierto, por una corazonada, que el bebé venía con vuelta de cordón en cuello, justo 3 días antes del shower que nunca fue. El diagnostico fue contundente: reposo absoluto mientras se encontraba un quirófano, ese que tardó 48 horas en llegar. Recuerdo que esa noche nos acostamos muy tarde. A un mes de la fecha estimada de parto nos faltaba medio ajuar. Unos meses antes, un angel habia llegado a mi vida. Un ángel con 4 muchachitos que le daban toda la autoridad para ordenar, y a mi para obedecer. Cuando le conté lo que el médico me habia dicho y todo lo que faltaba, por hacer, no lo dudó ni un instante: sacó de ese closet que asustaba la mayor cantidad de ropa de bebé que jamás pensé que podria guardar una mamá que habia "cerrado la fábrica", y se dedicó todo el dia a lavarlos y luego me los dejó en casa. En 2 dias, Vicky terminó lo que hubiera terminado de armar en un mes. Prácticamente ya estaba lista para tener a mi bebé.

El dia que nació mi hijo fui la mujer más mansa de la tierra. Acuestese, me acosté; dóblese, me doblé; no respire, no respiré.  Luego de eso la siguiente vez que hice  todo lo que me pidieron sin chistar fue durante las 13 horas en las que pasé metida en un avión en el océano rumbo a Sydney. Nada que hacer. No  puedes resistir. No puedes volver atrás. Lo que tenga que ser, será.

18 años despues heme aqui al lado de un hombre que me supera en estatura,  fuerza, talento e inteligencia. El tiempo es un suspiro . Cuando menos piensas pasas de celebrar su primer año a celebrar 18. Pasas de comprar juguetes a juego de xbox y luego a no saber que comprar. Pasas de los abrazos permanentes a esos ataque fortuitos para obligar a un beso que extrañas. Pasas de sentir cotidiano su quehacer a añorar una llamada en horas de oficina. Ha sucedido lo inevitable. Ha crecido. Mientras organizo una fiesta a la carrerade 18 totalmente ajena a los fiestas con payaso, mago y pistolas de agua, quisiera rebelarme y llamar a Condorito. Que venga y que anime. Que llegue el helado y la piñata. Hacer sorpresas y llenar de chocolates las vasijas. Mi niño ya no lo es mas. Y como todo buen tiempo pasado, debo dejarlo ir, despidiendo con gratitud  una infancia y una adolescencia llena de sorpresas y acompañada por el ser de luz que llegó un primero de agosto, a iluminar nuestro camino con su presencia.

Soy Pamela Cruz compartiendo lo inevitable: mi nostalgia por ese niño que se fue y mi infinita alegria al presentar al hombre apuesto, noble, buen amigo, hijo, nieto y soñador en el que se ha convertido, 18 años después.

lunes, 3 de julio de 2017

Ladrones!!

Han pasado cerca de 2 meses desde mi último Post. Estuve en Australia, al otro lado del mundo en una misión de trabajo que a muchos les pareció paseo... incluyéndome a mi. Es que si haces lo que te gusta, todo termina siendo un paseo, ese viaje incluido.

Los 22 días fueron de un trajín que jamás esperé y por eso tengo un montón de borradores de historias que esperaba publicar, y que han quedado allí, en la bandeja de Borrador. Cuando volví me esperó una semana tenaz, con Jet Lag, pérdida de maletas, y cumpleaños incluido -45 para ser exactos y no faltar a mi promesa de revelarlos. Lo que no esperaba era que al final de esa semana ajetreada pero animada, tuviera un golpetazo material y moral que me dejara noqueada por un poco más de un mes. Como definitivamente, esta cabecita y este cuerpecito sólo procesa y supera cuando escribe, después de intentar olvidar, he decidido escribir sobre lo que nos pasó con el único fin de exorcizar ese mal rato, alejarlo de mi mente, de mi cabeza, y seguir adelante con mi vida.

Como una sorpresa encontré que mientras estuve de viaje fuimos robados de la forma más descarada posible: Se llevaron una cajita fuerte que guardábamos. Como? No estaba empotrada en la pared!! Quien se robó la caja, cargó con los pasaportes y las visas de mis hombres y mis tesoros mas preciados: Mis anillos de matrimonio, las joyas que mi esposo me había dado pacientemente durante los últimos 20 años de casados y todas las alhajas que mi hijo recibió cuando nació, cumplió su primer año e hizo su primera comunión. Con dolor, también recordé que allí también guardaba todos los dientes que el Ratón Miguelito me delegó a cuidar, y que un día esperaba mostrar a mis nietos y una que otra carta de amor que me dieron mi esposo y mi hijo.

Ese día descubrí que las cosas materiales dolían pero no lo suficiente como sentir la desprotección en tu propia casa. Que vivimos con alguien en quien creímos confiar. Y que nos timó de una forma tan perfecta. Sentir que para la policía, sólo fuimos un numero más. Que de pronto seremos una estadística, o ni siquiera eso. Que llegaron 7 policías e investigadores y que ninguno pudo tomar huellas. Las había, estoy segura. Pero nadie las tomó. - "Doña, en Barranquilla solo hay un tomador de huellas y está en un crimen ahora. Lo siento" se disculpó. Llamé por 15 días al detective, "Nada mi doña". Fue su respuesta. "Es normal", pensé, finalmente mi apellido no es famoso, no hay prisa por encontrar al culpable. No he sido capaz de tocar las cosas que sé que el ladr@n tocó. Estan allí arrumadas en una esquina.

Mis tres amargas lecciones de este mal rato que intento exorcizar:

1.Que se hubieran llevado mis anillos de casada que este año completarían 20 años, y mis regalos de cumpleaños, me dolió profundamente, pero jamás como la sensación de desprotección que vivimos durante esos días. Estuvimos durmiendo con el enemigo por mas de un año. Luego de esto cambiamos cerraduras, pusimos cámaras, pero la sensación aún persiste. Perder la tranquilidad es una cosa que va más allá de lo terrible. Es una vulneración de tu espacio, que tarda nuevamente en re establecerse.

2. De mis alhajas se salvaron 3 cosas que me llevé a mi viaje a Australia. Precisamente las saqué el mismo día que me fui para lucirlas en un país donde puedes andar con cadenas de oro y lucir brillantes o perlas sin miedo a que te roben. Donde puedes hablar por celular en la calle a las 11 pm o sacarlo para tomar una foto o hacer un vídeo sin pensar en un ladrón que te lo arrebate. Donde puedes caminar en la madrugada después de visitar a tus amigos o salir por ahí, sin pensar en un violador que se te acerque, porque ves la policía por todos lados, no parando a preguntar por el SOAT o el pico y placa o el Certificado Tecnomecánico, o pidiendo "alguito para la gaseosa" sino para proteger al ciudadano. El shock de regreso fue brutal.

3. Alguna vez le dije a mi esposo que no me regalara joyas costosas, es una costumbre árabe heredada de su familia. No he sido muy afecta a tener cosas costosas. No es frugalidad, no es tacañería. Es que para mi, es mas valioso viajar que tener posesiones que no puedes lucir, sobre todo en un país como este. Cuando viajas los ojos son cámaras conectadas al cerebro que almacenan cada vivencia como ningún celular o cámara profesional podrá hacerlo jamás. Lo viajado es mi tesoro escondido en mi cabeza. Lo pendiente por viajar es nuestro tesoro por encontrar.

Soy Pamela Cruz escribiendo el 3 de julio 2017, cuando finalmente tuve el valor de expresar mis sentimientos sobre esos ladrones que se llevan lo que con tanto esfuerzo trabajamos y que nos dejaron con la moral en el suelo, esos tratan de robar tus pocas riquezas sin saber que la mayor riqueza la llevas adentro.

De los otros ladrones... esos que viven con los impuestos que deberian servir para mejorar la ciudad y el país, de esos les escribiré otro día.